La convocatoria fue de urgencia. Por esa razón los periodistas citados ayer a la Casa de Nariño con el fin de escuchar al Ministro de Hacienda sobre el caso de Isagen, anticiparon que la noticia no sería rutinaria. Las declaraciones del funcionario les darían la razón, pues como es sabido el Gobierno decidió posponer por un año la venta de las acciones que tiene en la compañía generadora de electricidad con la cual aspiraba a recaudar cerca de cinco billones de pesos.
El motivo de la decisión es uno solo. Si bien el proceso de enajenación tendría lugar formalmente el 22 de agosto, hoy se vencía el plazo para la entrega de documentos indispensables para participar en la puja. Entre los requisitos se encontraba una póliza de seriedad de la oferta por 50 millones de dólares, con lo cual era claro que solo el que la presentara pensaba llegar hasta el final.
Sin embargo, un sondeo informal hecho por el Gobierno entre las cuatro empresas o consorcios que se veían como finalistas se encontró con una vehemente solicitud de más tiempo. La razón esgrimida es que el proyecto Hidrosogamoso, que está en su etapa final, no ha sido entregado aún y hasta tanto eso no suceda el grado de incertidumbre es elevado, para no hablar de la afectación de los cálculos financieros, pues los escenarios de ingresos se difieren.
Ante la posibilidad de que no llegara ningún postor, lo lógico era estirar el cronograma un año. En 12 meses no solo la planta hidroeléctrica debería llevar varios trimestres de operación, sino que preocupaciones puntuales como la eventual llegada del fenómeno de El Niño a comienzos del 2014 deberían haber sido superadas.
Adicionalmente, el Ejecutivo señaló que los dineros obtenidos con la operación, que irían a nutrir un patrimonio autónomo operado por la Financiera de Desarrollo Nacional, no se necesitan ahora. Tal como están las cosas, la entidad puede proveer los recursos que se requieren para financiar la primera etapa del programa de vías de cuarta generación con los fondos que ya tiene identificados. Puesto de otra manera, la asignación de los proyectos de carreteras que ha venido haciendo la ANI, debería continuar sin interrupciones.
Aceptando todas esas explicaciones, no está de más señalar varias cosas. La primera es que desde hace tiempo los expertos señalaron que lo que procedía en el caso de Isagen era esperar a que se terminara Hidrosogamoso, pues es diferente vender un carro terminado a uno al que le falta la revisión final del fabricante. Los mismos conocedores insistieron en que podía ser un error anticipar el negocio para dejar el dinero en una fiducia, sin que todavía fuera indispensable.
Ahora tales planteamientos recuperan su validez. En consecuencia, el Gobierno tiene que hacer un esfuerzo, no solo para entregarle un parte de tranquilidad a la opinión y decirle que su gran apuesta para impulsar la economía este cuatrienio sigue su marcha, sino para enmendar una plana en la que dejó varios tachones.
Uno de ellos tiene que ver con los cuestionables conceptos que marginaron a Empresas Públicas de Medellín y a la Energía de Bogotá del proceso, algo que además puso a la opinión en contra de la venta de Isagen. Otro es el de estudiar planes alternativos, ahora que tiene tiempo, para buscar otras fuentes de recursos. Un tercero es el de evaluar con mayor rapidez las propuestas de asociaciones público privadas que le han sido presentadas y no requieren de fondos estatales.
La necesidad de que sea así, es que en este mundo cambiante el atractivo que tienen ciertos activos puede variar de un año a otro. Aun aceptando el argumento de que la enajenación de las acciones de la compañía generadora tiene lógica, ya que se trata de cambiar una inversión madura, por otra de mayor rentabilidad social, como son las carreteras, hay que evitar que este primer tropiezo de la nueva administración, no vuelva a suceder en el 2015.
Ricardo Ávila Pinto
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