Cuando en 1968 el gobierno de Carlos Lleras Restrepo creó el Fondo Nacional de Proyectos de Desarrollo (Fonade), con el fin de que tuviera un papel técnico y se dedicara a estructurar iniciativas que le cambiaran la cara al país, nadie se imaginaba que a la vuelta de cuatro décadas y media la entidad sería una de las más codiciadas por los barones de la política. Pero así es.
A pesar de que son pocas las personas que lo sostienen abiertamente, desde hace meses la Casa de Nariño ha sido asediada por las solicitudes hechas por las bancadas que componen la Unidad Nacional, con respecto al titular de la entidad. Tras el paso del tiempo, el mensaje proveniente de la Presidencia es que el cargo sería para alguien cercano al partido de ‘la U’, lo cual generó una nueva competencia.
Finalmente, y después de un largo tire y afloje, todo apunta a que hay un elegido. Se trata del ingeniero Alfredo Bula, nacido en Cartagena y quien está a punto de celebrar sus 40 primaveras. Graduado en la Universidad Javeriana de Bogotá, poseedor de dos especializaciones y un máster, y con un listado de más de una treintena de cursos o conferencias, agrupadas en el capítulo ‘otros estudios’ de su hoja de vida, sus credenciales académicas impresionan.
Y no solo eso. Su trayectoria profesional también llama la atención. Desde el año 2000 cita cargos en los que habría estado 19 años en total, lo cual hace suponer que algunos fueron desempeñados de forma simultánea. Entre las obras que tuvo a cargo como representante legal de diferentes consorcios se destaca una por 11.455 millones de pesos adjudicada en el 2013, con el objetivo de hacer el complejo deportivo y el parque estadio municipal en Sahagún, en el departamento de Córdoba.
Aunque en principio la convocatoria para reemplazar al actual gerente encargado de Fonade debería haber sido abierta, en los pasillos del Congreso se comenta que tres caciques electorales se pusieron de acuerdo en torno a una terna de postulantes, entre los cuales Bula fue el más fuerte.
Los dirigentes en cuestión serían los senadores Musa Besayle, Bernardo Miguel Elías y Andrés Felipe García. Dicho de manera más directa, los conocidos ‘Ñoños’ y el heredero de la casa Zuccardi habrían conseguido imponer su voluntad en contra de los deseos de Planeación Nacional, que deseaba liderar una cirugía de fondo en la entidad, cuyos índices de ejecución reciente dejan mucho que desear.
No obstante, Fonade despierta muchos apetitos. No se trata tan solo del hecho de haber pagado 91.382 millones de pesos en honorarios en el 2014 o contar con un portafolio de inversiones por 1,3 billones.
El motivo principal es que es uno de los vehículos más usados por el propio Ejecutivo, con el fin de hacerles un esguince a las normas sobre contratación, gracias al régimen especial del que dispone. En el cuatrienio pasado, la institución firmó 204 convenios por un valor de 3,6 billones de pesos, lo cual le dio presencia en buena parte del territorio nacional. Desde iniciativas encomendadas al Departamento para la Prosperidad Social hasta una parte fundamental del censo agropecuario que está en manos del Dane, son múltiples los programas que han pasado por Fonade.
En consecuencia, la cabeza del organismo tiene un poder notorio. Tal como dijo un conocedor del asunto, se trata de tener “la sartén por el mango”, ya sea para designar cargos claves en la nómina, otorgar contratos de asesoría o privilegiar a una región por encima de otra. Claro, si el oficio se hace bien, hay posibilidad de mejorar los índices de ejecución y hacer una labor profesional, sobre todo en lo relacionado con la inversión social.
Pero esa posibilidad está en duda, cuando la que debería ser una función técnica se convierte en una cuota política. Y cuando Fonade acaba volviéndose un mecanismo más para esparcir la ‘mermelada’.
Ricardo Ávila Pinto
@ravilapinto