MARTES, 16 DE ABRIL DE 2024

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Germán Umaña Mendoza

Jugando a los indicadores

Germán Umaña Mendoza
POR:
Germán Umaña Mendoza

Tal vez el indicador más engañoso que produce la economía es el del PIB per cápita medido en dólares. En esencia, lo que nos dice es que si usted gana 1.000 dólares y el suscrito 100, los dos ganamos 550 dólares.

Adicionalmente, en el caso de no corregirse por lo que se denomina la paridad del poder de compra entre los países (se adquieren los mismos bienes y servicios en cada Estado), no existirían diferencias de precios entre las distintas economías, ni diferencias en la devaluación, la revaluación o la inflación.

Por fortuna, se construyó un segundo indicador que se denominó el coeficiente de Gini, el cual permite medir la concentración del ingreso, se cuantifica de 0 a 100 por ciento, y cuando más se acerca la medición al máximo, peor es la distribución y más concentrados se encuentran los ingresos. Colombia, en el mundo, se encuentra entre los 5 países con una peor distribución y una mayor concentración del ingreso.

Lo mismo pasa con la información en las cuentas externas, un día nos dicen que aumentaron las exportaciones, y nos sentimos bien. Al siguiente, nos anuncian que las importaciones aumentaron más que las ventas externas, la balanza comercial se convierte en negativa, y nos sentimos mal.

Pero eso sí, aumentó la inversión extranjera directa (IED), pero salió un volumen similar en utilidades. La vimos pasar y no contribuyó al desarrollo, aunque sí a engrosar las utilidades de los inversionistas. Reforzamos la ‘confianza inversionista’ y, por otra parte, la desconfianza en nuestro futuro.

La IED se concentra en sectores de recursos naturales no renovables, financieros y de grandes superficies. Poco en lo que nos genera nueva producción y que haga sostenible el desarrollo. Nada para las nuevas generaciones. El presente es nuestro, eso sí, el mañana es incierto para ellos.

Colombia: mucho déficit de cuenta corriente, mucha plata en capitales de corto plazo, baja la inversión extranjera directa, aumenta la revaluación y la economía real, se deteriora.

Muchas reservas internacionales en dólares. Todo es relativo: pocas reservas para responder a nuestras necesidades de importaciones (apenas algo así como cuatro meses) y de pago de intereses y abonos a la deuda.

Pero crece el endeudamiento externo como porcentaje del Producto Interno Bruto.

Vean ustedes, el análisis es complejo. Por más malabarismos que se hagan con los indicadores, cuántas más falacias se inventen o se hagan estudios sesgados, al final, la gente se estrella con la realidad. Es solamente la verdad. No por manejar sofismas, puedo decir que estoy mejor.

Y, por fortuna, no me queda espacio para escribir sobre política, ni por quién votaré. Dicen por ahí que ‘la evidencia es el criterio de la certeza’. Sé, por lo menos, por quién o quiénes no lo haré. No más de trampas o de delitos, ni de falsedades. La guerra no trae, sino muertos, y le digo no a ‘la paz de los sepulcros’.

Germán Umaña M.
Decano de Economía, U. Central
germanumana201@hotmail.com

 

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