MARTES, 16 DE ABRIL DE 2024

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Germán Umaña Mendoza

La paz y el desarrollo

Germán Umaña Mendoza
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Germán Umaña Mendoza

Optimismo: por el avance de las negociaciones de paz con las Farc. Es claro que el lenguaje que se está empleando por parte del Gobierno y la guerrilla es el del posconflicto. El mayor escollo es el de la aplicación de la justicia transicional y cuál será su cobertura.

Pesimismo: por la situación económica del país. La crisis en las cuentas externas es evidente: déficit en la balanza comercial de bienes y servicios, en la cuenta corriente, disminución de los recursos en la cuenta financiera y, por lo tanto, en la entrada de inversiones extranjeras (más en inversión directa que en capital de portafolio), ralentización en el crecimiento de las reservas internacionales y aumento en el endeudamiento externo.

Las cuentas internas no dan para tanto. Aumentará el endeudamiento interno, con una presión fiscal, también evidente. La reforma tributaria estructural se aplazó hasta después de las elecciones. Para eso se creó un ‘camello’: un caballo diseñado por una comisión. Sus conclusiones, seguramente, serán juiciosas, pero extemporáneas e inaplicables.

Unos dirán: ‘es la paz, estúpido’. Otros: es la economía y, otra vez: estúpido. La verdad, no hay una dicotomía. Los dos aspectos en mención se encuentran indisolublemente ligados.

Cuando hubo recursos para adoptar una política de desarrollo sostenible, se despilfarraron. Ahora que no los hay, se encuentran claramente identificadas las carencias en lo económico y lo social. Dicen que cuando algo tiene solución no hay que preocuparse. Pero, por otra parte, cuando algo no tiene solución tampoco hay que preocuparse: no hay nada que hacer. La verdad: no hay plata para tantas necesidades.

Y, lo anterior nos lleva al tema de la gobernabilidad. ¿Qué pasará en un marco de profundas dificultades económicas con el modelo de desarrollo vigente y con la entrada de nuevos actores en el ámbito de la política? Por supuesto, se profundizarán las contradicciones. O, desde la institucionalidad se comprende que es necesario un viraje fundamental en las prioridades del país o, la política abrirá un espacio a propuestas de cambio, las que, en muchos casos, obedecerán a ‘los cantos de sirena del populismo’.

Colombia enfrenta un dilema: o la paz se acompaña con reformas económicas y sociales de fondo, que prioricen el desarrollo de los sectores nacionales productivos: la agricultura, la industria y los servicios, así como promover y profundizar en la educación, la innovación, en la solución de los faltantes en la aplicación de derechos sociales fundamentales y en la mejora de las condiciones en la distribución del ingreso.

O, por el contrario, se mantiene el modelo que nos condujo a la crisis, con ayudas a la circulación financiera, a las burbujas inmobiliarias (pronto se desinflarán), a los capitales improductivos y una apertura hacia adentro con un fallido modelo de internacionalización y de tratados que pocos beneficios han significado para el país.

Pero, no se preocupen. Lo estamos pensando: a más tardar mañana.

Germán Umaña M.

Decano de Economía, Universidad Central

germanumana201@hotmail.co

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