Bueno para mí, malo para los demás. Que bajen los precios del petróleo.
Bueno para la Unión Europea, la China, la India y los países centroamericanos. Terrible para Venezuela, Rusia y el Ecuador. Malo para Brasil y Colombia. Se voltean las predicciones de crecimiento del PIB en el mundo: los que hasta el año pasado crecieron, presentarán cifras bajas y en los que se hallan en crisis se revertirá la tendencia.
Que tapen los huecos con cualquier cosa: bueno para mí, malo para Arizmendi. Lo real: se arreglaron, no sé si por un tiempo corto o largo. Lo malo para los detractores: ojalá se dañen las máquinas tapahuecos antes de las próximas elecciones, si no: se quedan sin discurso.
Las ciclorutas. Lo bueno: baja la polución, aumenta la movilidad, mejora la salud, se descongestiona el tránsito; lo malo: no se podrá aprobar la licitación para el aumento de la oferta pública de este medio de transporte. Leguleyadas de las “ías” politizadas e inconsecuentes con la ciudadanía.
Ecuador dolarizado. Lo bueno para el Ecuador: que haya revaluación del peso en Colombia. Se perjudican los productores colombianos, especialmente del sector agrícola, pero no se hace nada porque eso contribuye a bajar la inflación aunque aumente el desempleo y se afecte la economía real; lo malo: que se produzca una devaluación del peso. Cuando esto ocurre el hermano país defiende sus sectores productivos: aplica cláusulas de salvaguardia y aumenta los aranceles a nuestras exportaciones.
Estados Unidos aumentará sus tasas de interés. Se recupera el crecimiento del PIB. Lo bueno: se mitiga la crisis para los más ricos de la economía mundial y recuperan la confianza. Los capitales y la inversión, tanto directa como en capital de portafolio, volverán a engrosar el superávit de la balanza de capitales en el país del norte. Lo malo: los países que basan su crecimiento en las exportaciones de ‘commodities’ verán con desconcierto inmensas corridas de capitales, se afectarán sus cuentas externas y no podrán financiar sus déficits de cuenta corriente y de balanza de pagos. Entre ellos Colombia.
Llegan nuevas recomendaciones de la Ocde, dizque el club de las buenas prácticas. Lo bueno: entendemos que hemos aceptado tener otro certificador que avalará nuestro “buen comportamiento” si cumplimos el recetario. Lo malo: el recetario no sirve y nos someterán a una dieta obligada.
El Congreso Nacional, bobalicón e incapaz en muchos de sus miembros, nuevamente no sabrá qué está aprobando. Los pensionados no solo pagarán el impuesto del 8 % a la salud que asumen cuando se jubilan, sino que se los aumentarán.
Paradojas: le irá bien a unos pocos. En este caso a los más desarrollados y a los más ricos. Los otros: “que se ajusten el cinturón y se preparen para las vacas flacas”. Y, ¿usted? Depende: ¿es de los unos o de los otros?
Germán Umaña M.
Decano de Economía, Universidad Central
germanumana201@hotmail.com