El informe presentado por el Gerente del Banco de la República acerca de la “situación actual y perspectivas de la economía colombiana”, no sólo es un documento de gran valor por venir de la máxima autoridad monetaria, crediticia y cambiaria de nuestro país, sino también porque en ciertos aspectos se asemeja al intrincado texto que suele acompañar un contrato mercantil o una póliza de seguros. En este tipo de documentos es importante para las partes lo que está especificado, pero lo puede llegar a ser aun más la letra menuda o lo que entre líneas se pueda interpretar y desentrañar.
El informe abarca de manera sucinta 3 grandes temas: inflación, crecimiento económico y, por último, tasa de interés y tasa de cambio. En cada uno de estos capítulos se encuentran expresiones o afirmaciones que dan lugar a diversas interpretaciones.
En primer lugar, todo el tema de inflación está redactado y analizado con base en la información cortada al mes de marzo. Lo llamativo es que el día de la presentación del informe (lunes 9 de mayo) ya se conocía el dato de la inflación causada en el mes de abril, el cual echó por tierra todas las previsiones de los expertos en el sentido de que se esperaba un mayor porcentaje en función de tres factores adversos como son la pérdida de cosechas de alimentos, el desaprovisionamiento en muchos mercados por las dificultades obvias en el transporte de los productos y la ocurrencia en ese mismo mes de la Semana Santa, la cual suele asociarce a indebidos aumentos en los precios de algunos de los productos básicos de la canasta familiar. A pesar de la concurrencia de estos 3 elementos, el rubro que más contribuyó al buen resultado fue el de alimentos, contradiciendo la curiosa teoría de los bancos centrales –incluido el nuestro–, según la cual su responsabilidad no incluye lo que ocurra con la inflación en el mencionado rubro.
En lo que al crecimiento económico se refiere, el informe destaca el buen ritmo de la economía en el cuarto trimestre del 2010, que permitió alcanzar un incremento del 4,3% para el año completo. Aparentemente es un buen resultado y ligeramente superior a las expectativas iniciales. Sin embargo, el mismo informe reconoce que este corresponde al crecimiento promedio histórico. Como quien dice, estamos igual que en las épocas en que Santander le enviaba indirectas a Bolívar y ahora nos preocupa que un crecimiento del 5% nos coloque en el umbral del crecimiento potencial con graves riesgos de inflación. Si esto es cierto, la economía colombiana adolece de serios problemas estructurales en materia de capacidad de producción. Sobre tasas de interés y de cambio, el informe reitera la decisión de mantener la tendencia al alza en la tasa de intervención, pero no menciona nada con respecto a la toma de medidas adicionales para frenar la caída de la tasa de cambio. En este aspecto, es más importante lo que no se dice que lo que está explícito.
Menos mal que la debacle de la economía griega y el shopping de Argos parecen haber salido en los últimos días en defensa de los intereses de los exportadores no tradicionales.
No está explícito en el informe, pero en la rueda de prensa el Gerente dejó abierta la posibilidad de volver a acudir a la figura del encaje, cuando se suponía que esta herramienta era propia de épocas pretéritas.