Hace una semana en su discurso ante la Cámara de Representantes, el presidente Obama manifestó que había llegado el día de ajustar cuentas y de comenzar a actuar para reactivar la economía y sentar las bases de una prosperidad perdurable.
Fue una alocución franca y con una alta dosis de optimismo, pero no logró restablecer la confianza entre los agentes económicos. El desplome de las bolsas de valores en el mundo ocurrido el lunes pasado así lo demuestra. La crisis financiera y económica tiende a ser más profunda y global.
Para comenzar a mejorar es necesario primero reconocer la enfermedad. Eso fue lo que hizo al expresar que la recesión era un hecho y que la economía se encuentra en crisis.
Las causas son múltiples y el deterioro no se produjo de la noche a la mañana afirmó. No fue sólo el colapso del mercado de la vivienda o el de la bolsa de valores. Es también la dependencia del petróleo, los gastos en salud, la acumulación de deudas, los malos préstamos, la ausencia de reglamentos y un sistema educativo que no prepara a los jóvenes para una economía mundial competitiva. La búsqueda de ganancias a corto plazo en lugar de una prosperidad a largo plazo y el enriquecimiento de los acaudalados, son el telón de fondo de la crisis y eso lo enfatizó el presidente Obama.
El plan de recuperación se centrará en la recuperación del empleo, en la búsqueda de nuevas fuentes de energía, en la solución de la crisis del crédito, en un nuevo plan de vivienda y en la consolidación de la confianza. Planea crear 3.5 millones de puestos de trabajo en los próximos dos años.
Para ello acudirá a políticas netamente keynesianas como la reconstrucción de carreteras y puentes sustentándose en el sector privado. Es un cambio notorio. Obras públicas a cargo del sector privado. Para ello necesitará que los bancos abran la llave del financiamiento. El crédito no fluye como debería, dijo, pues los bancos "con tanta deuda y tan poca confianza, temen prestar dinero a las familias, empresas y a otros bancos". Su decisión es la de "romper el ciclo destructivo, restaurar la confianza y reanudar los préstamos". A los bancos que reciban ayuda y a sus ejecutivos se les pedirá rendir cuentas y se les vigilará celosamente.
No es fácil. Por eso, Paul Krugman, piensa como el anterior jefe de la Reserva Federal, Alan Greenspan, que podría ser necesario una nacionalización temporal de algunos bancos para poder reestructurarlos. Eso evitará que algunos de los responsables de la crisis, como son los banqueros, se beneficien de los recursos que provienen de los impuestos de los ciudadanos.
La nacionalización, dijo Krugman en reciente artículo, no es antiamericana. Es tan americana como el pastel de manzana y es la forma de limpiar las entidades financieras de los llamados créditos tóxicos.
Lo esencial es la recuperación de la confianza.
gustavo_tobon@yahoo.com
Ajuste de cuentas
Obama dijo que había llegado el día de ajustar cuentas y de comenzar a actuar para reactivar la econ
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Gustavo Tobón
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