La misión de técnicos que se creó para empalmar las cifras de empleo, pobreza y desigualdad, y para actualizarlas, reveló hace unos días sus resultados.
Según los mismos, en Colombia ha disminuido la pobreza, pero ha aumentado la indigencia. En el año 2008, de cada 100 hogares colombianos, 46 estaban en condiciones de pobreza y 18 en estado de extrema pobreza o indigencia.
Si esos porcentajes se presentan en números, tenemos que 20 millones de colombianos son pobres y 8 millones viven en la indigencia. La medición se hace por el nivel de ingreso o línea de pobreza. Es decir, por los ingresos (1.077.000 de pesos) que permiten a una familia de cuatro personas adquirir una canasta básica de bienes y servicios.
Aunque se notan avances por la reducción en el número global de pobres, los resultados no son como para hacer sonar trompetas de triunfo. Sigue siendo muy alta la cifra de compatriotas que malviven y hacen estirar sus magros ingresos para satisfacer sus necesidades mínimas.
No es para enorgullecerse, verificar que la desigualdad del ingreso continúa siendo alta en el país. Es una de las más elevadas de América Latina. Hay un porcentaje pequeño con alta concentración del ingreso frente a un alto porcentaje con los ingresos mínimos. Lo que indica que falta mucho camino por recorrer para que en Colombia tengamos una verdadera justicia social.
Las cifras sobre el empleo reveladas por el Dane, muestran que el desempleo creció al 12,6 por ciento, lo que nos indica que al pasado mes de julio 2'665.000 personas se encontraban sin trabajo, y que tienen que dedicarse al rebusque para poder sobrevivir. Los números no hablan de cómo se las arreglan con sus ingresos los que están empleados.
Es decir, si sus empleos están en la categoría de lo que la OIT denomina como trabajo decente, que es aquel que garantiza una remuneración que permita satisfacer las necesidades de alimentación, vivienda, salud y educación. No basta con generar empleo. Es necesario que éste sea digno, y sobre esta condición no es mucho lo que conocemos.
El empleo es una de las formas de combatir la pobreza, de ahí que los planes del Gobierno deben encaminarse a crear más puestos de trabajo, pero no otorgando beneficios tributarios a las grandes compañías como se ha hecho. Las empresas pequeñas, las microempresas, son las que, si se promueven, pueden generar empleo. Una política vigorosa que lo induzca es lo que se requiere.
En forma simultánea con las noticias sobre pobreza y desempleo, el país se enteró del éxito de la aplanadora oficial en la Cámara de Representantes. Con denuncias de irregularidades en el proceso para la convocatoria a un referendo reeleccionista, éste se aprobó con una amplia mayoría. Se volverá a modificar un 'articulito' de la Constitución para satisfacer el deseo del Presidente de atornillarse en el poder. Estamos lo mismo que en Venezuela, con Chávez que también se siente único e insustituible.
El sistema democrático basado en la alternación se está lesionando y eso puede tener consecuencias aún no previstas. La autocracia anunciada por The Economist hace unas semanas parece estar llegando, y esa no es una buena noticia. Cerramos entonces la semana con dos noticias malas y una buena.
gustavo_tobon@yahoo.com