El pasado 3 de mayo falleció Gary Stanley Becker, uno de los economistas más influyentes de la historia.
Becker recibió el Premio Nobel en 1992 por su programa de investigación, basado en la idea de que el comportamiento de un individuo se adhiere a los mismos principios fundamentales en casi todas las áreas del comportamiento humano. Por lo tanto, el mismo modelo explicativo debe ser aplicable en el análisis de diversos temas.
Becker fue uno de los primeros economistas que estudió asuntos de discriminación, crimen, organización familiar y adicción; áreas en las que los economistas solían suponer que el comportamiento responde a hábitos, a menudo irracionales.
Los debates actuales acerca de la política antidrogas, política carcelaria y atención a los drogadictos tienen en Becker un referente constante.
Desde la perspectiva del crecimiento económico, dos contribuciones del nobel han marcado profundamente la literatura posterior: Capital humano y Fertilidad.
Aunque la teoría del capital humano es anterior al trabajo de Becker, su principal logro es haber formulado y formalizado los fundamentos microeconómicos de la teoría.
Estas contribuciones se presentaron por primera vez en la década de 1960 y fueron desarrolladas en profundidad en su libro Capital humano. La teoría de este texto permite, entre otras cosas, desglosar los componentes del crecimiento económico, describir las condiciones bajo las cuales es conveniente la adopción de innovaciones tecnológicas y explicar las pautas del comercio entre los países.
Asimismo, ha sido la base de estudios empíricos que permiten observar en qué medida las diferencias salariales pueden ser explicadas por la educación y la experiencia.
En sus estudios sobre fertilidad, Becker supone que los padres tienen preferencias sobre el número y el nivel educativo de sus hijos. Cualquier incremento en esta categoría o el número de hijos tiene costos en términos de tiempo y recursos.
Becker encuentra que, en respuesta a un aumento salarial, los padres acrecentan sus inversiones en capital humano y reducen el número de niños. Esta teoría permite explicar, el histórico descenso de fertilidad en los países industrializados, así como las variaciones en la fecundidad entre las distintas naciones y entre zonas urbanas y rurales.
Las contribuciones de Becker en estas dos áreas han sido la base de casi toda la literatura moderna acerca de la revolución industrial.
Asimismo, muchos estudios sobre la existencia de trampas de pobreza y de milagros económicos parten de los modelos de capital humano y fertilidad desarrollados por él.
En Colombia, persisten la criminalidad y los problemas relacionados con el mercado de drogas ilícitas; la existencia de trampas de pobreza es evidente; el tamaño de los hogares pobres es, casi siempre, mayor que el de los hogares ricos; la calidad y el cubrimiento de la educación están correlacionados con el nivel de ingreso, y la distribución del ingreso es tema permanente de debate. En estas circunstancias, resulta conveniente tener muy presente el legado de Becker.
Hernando Zuleta G.
Profesor Asociado F. de Economía, U. de los Andes