La Alianza del Pacífico y los tratados de libre comercio con países de Asia ofrecen una oportunidad única para que el Pacífico colombiano alcance niveles de desarrollo similares a los de las ciudades más avanzadas del país. El reto del Gobierno Nacional y de los gobiernos regionales y locales es ayudar a que las ganancias derivadas del comercio lleguen a toda la población.
La historia económica de Colombia se caracteriza por un desarrollo regional desigual. Durante muchos años, una de las zonas con menos dinamismo económico ha sido la región costera. Las políticas proteccionistas perjudican a la costa por ser productora de productos primarios exportables. Adicionalmente, la sustitución de importaciones reduce el flujo de comercio en las áreas costeras y, por lo tanto, tiene un efecto negativo en el nivel de actividad económica en estas zonas. En este orden de ideas, la apertura comercial contribuye al desarrollo de las regiones costeras.
Además del efecto directo del comercio, en un entorno globalizado, las firmas nacientes buscan localizaciones que faciliten la comercialización internacional de sus productos y algunas, establecidas en el interior, se ven obligadas a trasladar sus fábricas y oficinas a la región costera para poder competir en el mercado global.
No sorprende que a partir de los años 90 la apertura comercial venga acompañada de un mayor desarrollo relativo de la región Caribe. Entre 1990 y 1997, el crecimiento económico de los departamentos con costa en el mar Caribe es igual al promedio de la economía colombiana, pero entre 1997 y 2005 el PIB de la región aumentó más rápido y la participación de esta economía en el PIB nacional se incrementó cerca 1,6 por ciento. En otras palabras, con la apertura comercial, el atraso relativo de la región Caribe disminuyó.
Así como la apertura comercial ayuda al desarrollo relativo del Caribe, un incremento en los flujos comerciales entre Colombia y sus socios del Pacífico debe contribuir a aumentar la tasa de crecimiento económico de los departamentos de esta zona geográfica. La Alianza del Pacífico permitirá estrechar lazos comerciales con tres de las economías más dinámicas el Latinoamérica. Asimismo, el TLC con Corea y el posible acuerdo con China abrirán muchas posibilidades. Los nuevos flujos de comercio pasarán necesariamente por el Pacífico colombiano.
La capacidad de la región para aprovechar las nuevas oportunidades depende de la infraestructura, el entorno institucional y la capacitación de los trabajadores. En estas tres áreas deben invertir los gobiernos para potenciar los efectos del comercio y ayudar a que la región salga del rezago histórico.
Por último, no sobra recordar que el comercio exterior no es sustituto de la política social. Los indicadores de pobreza y analfabetismo son muy altos, comparados con los indicadores promedio del país.
Mientras no haya una política social focalizada en la región, será imposible que los beneficios del comercio lleguen a los individuos más pobres.
Hernando Zuleta
Economista hernando.zuleta@gmail.com