El Foro Económico Mundial estima que anualmente, más del 5 por ciento del Producto Interno Bruto del planeta está asociado a la corrupción.
Según este tremendo dato, para Colombia, en las últimas dos décadas, es un flagelo que nos ha menoscabado en 189 billones de pesos. Cerca del 40 por ciento de esa cifra se destina a pagos de sobornos cada año (fuente: Banco Mundial). Es decir, el peor crimen económico de la humanidad.
Sobornar es pagar para obtener contratos y recursos en forma ilícita. Es un flagelo mundial invasivo para robar a los Estados (en el Código Penal colombiano tipificado como cohecho). En nuestro país, la financiación de las campañas políticas y la adjudicación de contratos están muy permeadas por estos pagos ilícitos. Sobornar traiciona la ética y los valores esenciales democráticos de igualdad, mérito y sana competencia.
Es muy grave en el mundo este tráfico ilegal que les pone precio a las conciencias. Delito de dos partes corruptas, el que paga por la peca (empresario) y el que peca por la paga (servidor). Es muy diciente que la Organización Internacional para la Normalización, con el trabajo activo de representantes de 37 países, acabe de publicar la Norma ISO-37001, sistemas de gestión antisoborno para organizaciones públicas y privadas.
La organización que liderará en Colombia la formación del desarrollo de la nueva norma es el Instituto de Seguridad Jurídica y Probidad. Los lineamientos de la nueva ISO se pueden sintetizar así: adoptar y comunicar una política de lucha contra el soborno; la responsabilidad de la alta dirección; investigación de antecedentes y controles sobre el personal, y controles financieros para reducir el riesgo de soborno.
Esas buenas prácticas preventivas son necesarias, y solo así se combate de raíz ese mal. Sin embargo, el mundo también debe homologar normas para que los corruptos sean perseguidos en todos los países y no puedan disfrutar en paraísos fiscales del dinero mal habido.
El nuevo Procurador General de la Nación ha fijado un derrotero de su mandato (2017-2021): “la corrupción y la desigualdad –no nos llamemos a engaños– son fallas geológicas de nuestro sistema político. Combatirlas es la principal batalla que tenemos que librar para hacer de Colombia la nación que podemos ser”.
Con estos buenos augurios, una vez más se conmemora el Día Internacional Contra la Corrupción. Pero este fenómeno está exacerbado, sigue siendo hoy el mayor problema que afronta la Colombia del siglo XXI.
Solo con ética, mejores controles, nuevas prácticas de una función pública transformadora, y con instrumentos innovadores de transparencia, podremos superarlo.
*Ph. D. en Sociología Jurídica e Instituciones Políticas ivandariogl@yahoo.co
iván darío gómez lee
El mundo contra el soborno
La corrupción y la desigualdad son fallas geológicas de nuestro sistema político. Combatirlas es la principal batalla que tenemos que librar.
POR:
Iván Darío Gómez
-
guardar
save_article.message.success_title save_article.message.successsave_article.message.success_updated_title save_article.message.success_updatedHa ocurrido un error al intentar guardar este artículo
- Reportar error
- Seguir economía
Lo más leído
3
3731
Industrias
Téngalo en cuenta: estas son las rutas aéreas en las que más turbulencias se registran
Destacados
Más Portales
Nuestros columnistas
día a día
Lunes
martes
Miércoles
jueves
viernes
Alex Bouaziz
¿Es el fin del sueño americano?
Las capacidades, no la ubicación, serán el factor determinante de las oportunidades de empleo.
Rodolfo Segovia S.
Petro tenaz
Rafael Herz
Liviandad y crueldad
Luis Arango Nieto
El Cerrado brasileño: ejemplo para la Altillanura
María Sol Navia V.
El Estado no controla parte del territorio
Cesar Pabon
¿Cautela o relajamiento?
Jorge Restrepo
¿Perdemos a Ecopetrol?
Eduardo Behrentz
Seguridad: fundamento de la democracia
Carlos Tellez
Estrategias obsoletas
El direccionamiento estratégico va tomando forma sobre la marcha, incluso por inercia.
Mario Hernández Zambrano
Estoy jugado por Colombia ...
Camilo Herrera Mora
A los caricaturistas
La capacidad de decir algo fuerte, con pocas palabras e imágenes, es la virtud de haber comprendido.