Brasil ha perdido el grado de inversión. Ante los hechos ya existen algunas publicaciones que han señalado a Suráfrica, Turquía, Kazajistán, Tailandia, e incluso Colombia, como próximos en la lista. Entre las razones que se han explorado para especular, se han considerado vulnerabilidades fiscales, profundidad en el déficit de cuenta corriente, inestabilidad política y alta dependencia en materias primas.
Bajo estos aspectos, ¿dónde están los riesgos para Colombia? Sencillamente, en cinco grandes elementos:
- Exposición al sector petrolero: este ramo representa más del 50 por ciento de las exportaciones, cerca del 35 por ciento de la Inversión Extranjera Directa (IED), más del 70 por ciento de los ingresos de capital del Gobierno, provenientes de utilidades de empresas estatales, alrededor del 80 por ciento de los ingresos por regalías y cerca del 14 por ciento de los ingresos tributarios de la nación. Estos indicadores muestran las serias dificultades para encontrar sectores que puedan reemplazar esta fuente de recursos.
- Aumento del déficit de cuenta corriente: el impacto en el frente externo de la caída en los precios del petróleo, sumado a las tendencias expansivas e insostenibles de gasto de los últimos años, han conducido a que el déficit de cuenta corriente supere el 5 por ciento del PIB. Dado que este desafío se enfrenta idealmente con IED o de portafolio, y estas dos vienen en caída libre, las expectativas no son óptimas ante un año 2016 en el cual el déficit fiscal puede acercarse al 4 por ciento del PIB.
- Deuda y engaños a la regla fiscal: el valor de la deuda pública interna y externa se aproxima al 48 por ciento del PIB, con un tipo de cambio de tres mil pesos. Pero si a esta figura le incluimos las Vigencias Futuras –las cuales son equiparables a obligaciones fiscales–, la deuda se acercaría a un nivel de preocupación del 60 por ciento del PIB. Puesto que, esta herramienta creativa no se contempla en los cálculos de deuda en la regla fiscal, estamos ante una riesgosa gambeta a la regla de la que tanto se hace alarde.
- Inconsistencias presupuestales: considerando la exposición fiscal al petróleo, preocupa que el presupuesto del 2016 se haya elaborado con un precio de 60 dólares por barril, cuando la actualidad y las expectativas son tan lejanas. Adicionalmente, las expectativas de crecimiento y desempeño de sectores jalonadores en el presupuesto y el Marco Fiscal de Mediano Plazo son muy distantes de la realidad.
- Inestabilidad política y jurídica: la falta de claridad sobre las normas impositivas, la posibilidad de amplias facultades presidenciales promovidas por el Gobierno y la ruptura con el orden legal y constitucional, derivado de las propuestas de Acto Legislativo para modificar normas de manera expedita, hacen que en el país se vea un escenario de incertidumbre institucional.
Nadie desea que Colombia pierda el grado de inversión, y sus consecuencias serían graves, pero la evidencia muestra que estamos en una zona de riesgo a la cual nos ha llevado un gobierno que no supo ahorrar en las épocas de ‘vacas gordas’, que se quedó sin una creíble capacidad contracíclica y pretende manosear la Constitución.
Iván Duque Márquez
Senador
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