Maurizio Viroli ha dedicado la mitad de su existencia a estudiar la vida y obra de Nicolás Maquiavelo. Como profesor emérito de la Universidad de Princeton, publicó varios textos destinados a desmitificar el pensamiento convencional sobre un hombre, cuya obra política no deja de evolucionar. La biografía, denominada ‘La sonrisa de Maquiavelo’, su ensayo sobre Maquiavelo y el republicanismo, y su profunda investigación sobre la religiosidad en la obra del gran pensador florentino, hacen de Viroli el más sólido de los intelectuales vivos dedicados a este personaje histórico, solo comparable con investigadores de la talla de Ridolfi, Chabod o de Grazia.
Pero la aventura más controversial de Viroli acaba de ser publicada con el título Redimiendo al príncipe, un trabajo que analiza a profundidad el verdadero significado de una obra que ha sido simplificada absurdamente, cuestionada sin rigor e interpretada erradamente como una apología de la tiranía. Con la humildad que brinda la sabiduría, Viroli empieza por desmoronar los mitos sobre la obra más renombrada de Maquiavelo. Veamos algunos:
Maquiavelo escribió El Príncipe para buscar empleo por parte de la Casa Medici. Falso. En toda la obra no se encuentra explícita o implícitamente ninguna alusión orientada a ganar por parte de la influyente familia florentina un reconocimiento especial. Es más, en muchos de los apartes del libro se cuestionan prácticas muy comunes de esta ‘dinastía’ de gobernantes.
El príncipe es una obra destinada a educar gobernantes sobre el arte de preservar el poder. Falso. Según Viroli, el verdadero sentido de la obra está en su último capítulo, titulado ‘Exhortación’, para liberar a Italia de los invasores. Con esta exhortación, Maquiavelo plasmó su deseo de buscar un redentor capaz de unificar a Italia y liderar la nación hacia su progreso político, económico, institucional y cultural. Esta afirmación está sustentada no solo en un llamado constante que se encuentra en otras obras suyas como el Arte de la guerra, Los discursos sobre la primera década de Tito Livio, Historias Florentinas e incluso La mandrágora. Asimismo, Maquiavelo revela su gusto por los principados civiles y brinda para el redentor sesudos consejos sobre cómo gobernar con el afecto y la confianza del pueblo.
El príncipe es un tratado para separar la política de la ética y la moral. Falso. Maquiavelo promueve en toda su obra la virtud moral del gobernante, y hace un llamado a cultivar el espíritu con valores de excelencia moral como justicia, magnanimidad, prudencia, clemencia y honestidad.
Hace 500 años, en la soledad del exilio, Nicolás Maquiavelo surgió como un intelectual que ha enriquecido el mundo con su obra republicana, en la que defiende el ejercicio honorable y virtuoso de la política.
Algunos de sus intérpretes lo han desdibujado y lo citan con ignorancia. Viroli redime a El Príncipe y a Maquiavelo para demostrar que el verdadero espíritu de la obra es crear una clase política patriota y con genuina vocación de servicio.
Iván Duque Márquez
Autor del libro Pecados monetarios