Buenos días:
Ayer fue uno de esos días raros en los que el fin de mes cayó en inicio de semana y para rematar luego de un puente, como ya les había mencionado, infestado de sombrereros locos a través de espejos y de mutantes místicos evocadores de libros de la Biblia como el Apocalipsis. Luego de ese puente de muchas pieles azules, de gatos de Cheshire y cabelleras rojas. El hecho es que ayer el dólar se estresó un poco, al abrir a 3.085 y cerrar a 3.091, mientras que otras monedas de otros países tuvieron estos comportamientos, repasemos: la moneda de México se llama peso mexicano, abrió a 18.48 y cerró a 18.46 (pesos mexicanos por dólar), y la moneda de Brasil se llama Real brasileño (se debería decir brasileño y no brasilero), abrió a 3.56 y cerró a 3.61 (reales por Dólar). Sea lo que sea, ya aprendimos algo nuevo hoy y estamos vivos para sentirlo y leerlo. Además publicaron el dato de desempleo en Colombia: el dato total fue 9% y el urbano fue 9.1%.
Dejando las monedas y el Apocalipsis a un lado, hace poco tiempo hubo un matrimonio al que hubiera querido asistir pero lastimosamente no me invitaron. Ni siquiera recibí una participación o una llamada amigable compartiéndomelo. Supongo que la pasaron delicioso y que gozaron con muy buena música y deliciosa comida. Amo el matrimonio como sacramento, claro está, soy fiel partidario de él por encima de todo, pero también las ceremonias me gustan mucho. La elegancia, los arreglos y las novias lucen hermosas siempre. Sí, me hubiera encantado ir pero bueno, ya ni modo. Si hubiera estado ahí, habría sacado a bailar a Eva Herzigova y a Tatiana Santo Domingo, con el permiso lógicamente de Andrea Casiraghi. Me refiero al matrimonio de Alejandro Santo Domingo con lady Charlotte Wellesley, hija del duque de Wellington. Una fiesta de este calibre debe ser muy buena. Me habría encantado abordar a James Blunt y hablarle un rato. Como les digo, hubiera sacado a Eva Herzigova en su entallado enterizo verde y hubiera bailado con ella alguna pieza. Qué clase por Dios. Andrea, hijo de Carolina de Mónaco, tenía un traje cruzado muy sobrio.
Pero independientemente de la fiesta, lo que más importa es la representación del amor.
Buena suerte para hoy!!
Jorge Alonso Ruiz Morales
Trader moneda legal
Corficolombiana
comentario económico
Los matrimonios y el gato de Cheshire
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Jorge Alonso Ruíz
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