Frente a la formidable paradoja de una popularidad sin antecedentes históricos como la de Michelle Bachelet y, al mismo tiempo, el triunfo de su contendor Sebastián Piñera, el gran país austral presenta el mejor de los balances: la consolidación de la libertad con equidad, notables logros contra la pobreza e indigencia y, además, unánime respetabilidad internacional. Es decir, la patria incluyente de Diego Portales dándole ejemplo democrático al mundo entero.
Como mínimo homenaje a sus gentes, desempolvamos algunas hipótesis publicadas en dos libros por Planeta y Tercer Mundo, que nos prologara Alfonso López Michelsen, indiscutida autoridad en la materia. Veamos:
¿Cuál habría sido la suerte de Chile si en vez del mosaico y desnivel de las culturas de sus pueblos aborígenes, hubiese contado con la altura de las civilizaciones que los españoles encontraron y batallaron en Perú y México y, además, si su 'aislacionismo' territorial no lo hubiese llevado a desarrollar su 'vocación marítima'?
¿Habría sido posible la conformación de una honda conciencia liberal en los ámbitos literario, jurídico, político, historiográfico y otros, si no hubiese sido moldeada siglos atrás en la lucha interminable contra los indios araucanos y su prolongación durante más de 200 años; y, luego, en el siglo XIX, si no se hubiesen echado tempranamente los cimientos fundamentales del Estado, mientras otros países de América Latina vivían, todavía, en la montonera?
¿Podría estar Chile situado hoy a la vanguardia latinoamericana, si su dirigencia progresista no hubiese luchado a favor de un concepto integrador de la cultura en el cual lo que importa es la persona, su dignidad y sus derechos; y también, si desde el fin de la dictadura no hubiese primado la convicción según la cual de la educación, tanto pública como privada, dependen de la igualdad de oportunidades, la llamada 'equidad de entrada' y la 'garantía de movilidad y acceso' de su cuerpo social?
¿Cuál habría sido su destino en el periodo posterior a la dictadura, si su historia no se hubiese caracterizado por una considerable solidez institucional en el siglo XIX y, luego, por su inserción en el contexto internacional en el siglo XX con su estrecha dependencia de Europa en los años 20 (Gran Bretaña en lo económico y Francia en lo cultural y, sobre todo, acertadas políticas de inmigración) y, de paso, si no hubiese contado con la creación anticipada de estructuras de participación como el desenvolvimiento y la consolidación de la clase media (la masonería desempeñando un papel protagónico), el voto femenino, la incorporación de nuevos sectores sociales (obreros organizados y campesinos) y, además, la influyente presencia desde el siglo XIX de una pléyade de pensadores procedentes del exterior de la talla continental de una Andrés Bello?
¿Qué sería del presente y de su futuro democrático si los partidos políticos de la 'concertación' no hubiesen comprendido y asimilado su imposibilidad de derogar, de un tajo, los 'enclaves autoritarios' de la Constitución de Pinochet (1980) y aceptar, por el contrario, su desmonte gradual con ese realismo político que aconsejaba que los pactos coyunturales de tipo electoral deben y tienen que ser reemplazados por alianzas sólidas y mayoritarias de los partidos democráticos?
¿Le habría sido posible dar marcha acelerada al concepto del 'regionalismo abierto' e intensificar su integración con el mundo si no hubiese contado, por un lado, con una clase política honesta, de buen promedio intelectual y con admirable capacidad de rectificación histórica y, además, con una clase empresarial creativa y adecuable al cambio; y, por el otro, con una cancillería profesional y estable (salvo en la dictadura militar) con una orientación prioritariamente económica que explica en buena parte su actual posicionamiento internacional?