MARTES, 16 DE ABRIL DE 2024

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Juan Carlos Mondragón

¿Hacia dónde va China?

Juan Carlos Mondragón
POR:
Juan Carlos Mondragón

Aunque parezca una pregunta pretenciosa de mi parte, pienso que vale la pena hacer algunas reflexiones y especulaciones acerca del futuro de una nación, que, sin lugar a dudas, está cambiando el rumbo de la historia.

El centro del mundo: alguna vez, como estudiante de posgrado, tuve la osadía de afirmarle a una compañera china que en la modernidad las civilizaciones habían transitado del Mediterráneo al Atlántico y que ahora iba para el Pacífico.

Ella, un poco indignada, me dijo: “perdón, la civilización está volviendo al centro del mundo, a China”.

Un pueblo diverso: nada más alejado de la realidad que considerar a China como una nación homogénea y relacionarse con ella como tal. China es una amalgama tan diversa como el continente europeo.

Con regiones planas productoras de trigo y migo, entre los ríos Amarillo y Jantze (región norte), grandes extensiones húmedas productoras de enormes cantidades de arroz (región sur), la zona costera industrial y próspera desde Hong Kong hacia el norte con metrópolis como Shanghái y Canton, donde confluyen el mar y los deltas de los grandes ríos, hasta el vasto interior, muchas veces desértico y con innumerables fronteras con múltiples países.

Por supuesto, tanta diversidad genera diferentes culturas, razas, religiones y lenguas.

De ahí, que China sean mil Chinas, y las anteriores podrían ser algunas de las razones para mantener un sistema político centrado en el Partido Comunista, gran articulador de este enjambre político.

Futuro económico: la economía china se ha convertido en otro modelo de desarrollo exitoso, capaz de sacar de la pobreza a más de 300 millones de chinos, en algo así como tres décadas. Con la gran particularidad de poseer una enorme población, este gigante económico ha venido creciendo alrededor del 10% anual por más de 20 años, especialmente a partir de las reformas de Deng Xiaoping, en 1978.

La combinación de una mano de obra productiva, disciplinada y relativamente barata, ha convertido a esta nación en la fábrica del mundo. Pero, no obstante lo anterior, plantearemos algunas inquietudes acerca de su futuro económico:

* El modelo de crecimiento es muy similar al inspirado en Japón después de la guerra. Ninguno de los países de la región que lo han adaptado con éxito ha sido capaz de sostener más de dos décadas de ‘rápido crecimiento’.

* Inevitablemente, la mano de obra empieza a ser cada vez más costosa (Ej. Japón, Corea, Singapur). Esto resta ventajas competitivas, especialmente en manufactura.

* Es así como es imperante concentrarse en productos de alto valor agregado, intensivos en tecnología y conocimiento, y poco intensivos en mano de obra.

* Con frecuencia, la comunidad internacional empieza a poner trabas en el comercio.

* La población económicamente activa empieza a envejecerse, como ocurre en Japón.

* Mantener sistemas políticos unipartidistas es cada vez más complejo. Las disparidades regionales generan más tensiones políticas, por lo cual es indispensable conservar la unidad nacional.

Esperemos que el legado de Deng ayude a este maravilloso país a ser uno de los timoneles del futuro de la humanidad en un contexto de responsabilidad, armonía y desarrollo.

Juan Carlos Mondragón A.

Asesor de temas Asia-Pacífico

mondragon4545@gmail.com

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