Las discusiones sobre desigualdad en el mundo están al rojo vivo. El libro Capital en el siglo XXI, del economista francés Thomas Piketty es el texto más vendido en Amazon, en EE. UU., y las copias impresas están agotadas. La discusión que comienza requiere un análisis en el país, en particular en el contexto del proceso del paz.
Para Piketty, la desigualdad aumentará de forma sostenida en los países desarrollados en este siglo. El argumento central del libro es que cuando la tasa de retorno del capital es inferior al crecimiento de la economía, crece la desigualdad porque el capital heredado crece más que los ingresos del trabajo, y los dueños del capital concentran una mayor proporción del producto nacional.
Esta tesis confronta radicalmente la visión establecida por Kuznets de que la desigualdad tiende a aumentar en niveles medios de ingresos y a disminuir a mayores niveles. La importancia del texto de Piketty reside en que afirma que el crecimiento económico por sí solo no es suficiente para garantizar mayor equidad.
El libro ha sido defendido por tres influyentes premios nobel en Economía: Robert Solow, Paul Krugman y Joseph Stiglitz. A la obra, el contexto también le favorece; las ganancias del 1 por ciento más rico de la población en EE. UU. aumentaron posterior a la crisis del 2008 y 2009, y no así para el resto de la población.
En EE. UU. este debate está in crescendo, lo que seguro influirá en las discusiones entre los economistas.
Para nosotros es necesario analizar el caso colombiano. En el 2009, el Gini (Medición de desigualdad) del país era 0,557, y se redujo de forma importante en el 2011 y el 2012, llegando al nivel actual de 0,54, pero estancándose y no reduciéndose entre el 2012 y el 2013. Además, existen grandes desigualdades entre las regiones.
Juliana Londoño, una joven economista colombiana, en una tesis, cuyo asesor fue Piketty, encuentra que en el 2010 el 1 por ciento más rico de la población colombiana tenía el 20 por ciento de los ingresos. En su estudio, este porcentaje aumentó de forma importante entre el 2004 y el 2007. No existen datos en el país sobre la desigualdad de capital.
Otros países de América Latina han tenido fuertes reducciones en la última década en su desigualdad, como es el caso de Brasil. Colombia debe hacer un esfuerzo mucho mayor para consolidar una reducción.
El economista chileno, Andrés Velasco, sostiene que la desigualdad en América Latina requiere esfuerzos adicionales al propuesto por Picketty, de un impuesto al patrimonio. Esto porque, ante la magnitud del problema, los impuestos reducirían de forma insuficiente la desigualdad.
Colombia requiere con urgencia la construcción de un país más justo y esto lo lograremos cuando sucedan tres cosas. Primero, se tenga una educación de calidad para todos y una mayor cobertura de la educación superior. Segundo, cuando los impuestos para los ricos sean efectivamente recaudados y destinados a programas eficaces, sin desviaciones como la mermelada. Tercero, cuando la política laboral e industrial favorezca a los trabajadores menos calificados, con un entrenamiento adecuado y mayor demanda para su trabajo.
Juan David Aristizábal
Profesor del Cesa
juan@llenandoespacios.co