¿Tenemos en el Gobierno a los mejores del país? Me pregunta un joven alumno de economía, preocupado por el paro educativo. Mi única respuesta es que si aristos significa ‘el mejor’ y kratos quiere decir ‘gobierno’, uno podría decir que aristocracia significa ‘el gobierno de los mejores’.
En ese sentido, resulta poco convincente creer que Colombia cuenta con una verdadera aristocracia en el poder. Tiene es a un grupo de líderes que no necesariamente son los mejores en sus campos, pero que sí cuenta con la oportunidad para gobernar por múltiples razones. Herencia, participación política o amistad.
Y vale la pena hacer el análisis, en la medida que suceden casos como el de la reciente salida en falso de la ministra de Educación, Gina Parody, a quien su soberbia no le ha permitido establecer un diálogo fluido con los maestros y alumnos. Cuando, prácticamente, retó a uno de los más grandes sindicatos del país (como es Fecode), pareciera que no tenía otra salida más que negociar en medio de la suspensión de labores (contrario a sus advertencias). Y no por ello estoy de acuerdo en que una vez más los sindicatos impidan el libre derecho a la educación, por el contrario, me parece injusto.
Sin embargo, hay que decir que el Gobierno requiere tener a los mejores en sus áreas. No puede ser que algunas entidades o ministerios se consideren lugares de relleno y sean entregados a quienes no cumplen las condiciones mínimas para ocupar dichos cargos. Una aristocracia real no es la que más títulos honoríficos tiene, sino la que cuenta con una capacidad extraordinaria de interlocución con su comunidad, que comunica y soluciona de manera eficiente los problemas de los ciudadanos.
Se debe reconocer el propósito de dialogar de forma permanente desde el alto gobierno (y el mejor ejemplo se traduce en el proceso de paz, frente al cual algunos seguimos siendo optimistas), porque ello sustenta la democracia, pero también se debe reclamar como un mensaje de estabilidad jurídica, institucional y económica la conformación de un gabinete ejemplar, colmado de figuras destacadas en sus áreas. La aristocracia es el ‘gobierno de los mejores’ y eso significa líderes con conocimiento profundo de sus temas, agilidad en la interpretación de problemas y capacidad de respuesta para apagar ‘incendios’ en el menor tiempo posible.
Por eso, cuando tantos sectores en sus permanentes discursos afirman que este país se encuentra gobernado por aristócratas, yo les respondería lo mismo que a mi joven estudiante: “Tenemos algunos aristócratas, indudablemente, que se destacan en varios temas, pero también hay bastantes desinformados que solo apuestan por su exposición en los medios sin presentar soluciones estructurales a los problemas que aquejan al sector que representan”. Prefiero que me gobierne una aristocracia, pero de aquellas que los griegos consideraban la base del desarrollo sostenible de una democracia. Ese criterio permitirá que las soluciones no se traduzcan en números o en promedios, sino en la interpretación real de los problemas de los sectores que aquejan al país.
Juan Manuel Ramírez Montero
Consultor privado
@Juamon / j@egonomista.com