Nadie tiene claro cuánto tiempo va a estar el ministro de Trabajo, Rafael Pardo, como alcalde encargado de Bogotá, pero lo que sí es un hecho es que la ciudad tiene por estos días a un mandatario con muchos retos para enfrentar, como una batalla contrarreloj que no da espera, y que deberá gobernar en medio de un difícil margen de maniobra. Mientras los secretarios del gabinete de la Bogotá Humana se rehúsan a continuar en la administración, los problemas de inseguridad, movilidad e infraestructura se manifiestan entre las quejas permanentes de los ciudadanos.
Para mencionar algunas cifras reveladas en un informe reciente, hay que decir que, en tanto la Policía reportó 17.114 denuncias por hurtos contra personas en el 2011, al finalizar el 2013 la cifra ascendió a 25.227; en el caso de robo a residencias, hubo un aumento entre el 2011 y el 2012, pasando de 4.869 casos a 5.150. El año anterior, sin embargo, se presentaron 4.015 casos. Aunque se observó una disminución durante el 2013 con respecto al hurto en residencias, en el robo a locales comerciales se registró un incremento en los últimos dos años: en el 2011 las autoridades recibieron 3.174 denuncias, y dos años más tarde 6.550.
En materia de movilidad, para pasar a otro escenario, las distancias en tiempos se han incrementado entre 20 y 40 minutos promedio por cuenta de la congestión permanente en las principales calles de la capital. A lo anterior se suma la crisis del servicio de TransMilenio, que se quedó corto ante la creciente demanda de usuarios, y el deficiente servicio de taxis, que, por la carencia de control, constituye una industria que decide –según su conveniencia– a dónde llevar o no a los pasajeros, y que, claramente, es insuficiente.
En el panorama de la infraestructura basta un leve recorrido por la ciudad para notar que no hay obras nuevas y que las vías principales mantienen el mismo número de carriles.
Hay que decir que no todo merece un llamado de atención. También hay indicadores que respondieron ante la propuesta de gobierno del ahora exalcalde Gustavo Petro. En palabras de la misma administración distrital, en el último año hubo un ahorro en el sistema de aseo de 50.690 millones de pesos y se recogieron 50.086 toneladas más de basura que en años anteriores por cuenta del nuevo sistema.
En cuanto al mínimo vital de agua, más de 681.801 de viviendas, de los estratos más bajos de Bogotá tienen garantizado el derecho al líquido. Por el lado de la protección animal, la Bogotá Humana logró reemplazar 2.890 vehículos de tracción animal por otros tipos de transporte. Las cifras de desnutrición, vacunación y desempleo también registran números en verde muy importantes.
Lo que queda claro, por ahora, es que los retos del alcalde Pardo son los mismos que tendrá el que sea elegido en las próximas contiendas, y que cada día que pasa –en medio de la incertidumbre institucional– golpea a la capital del país, afectando la calidad de vida y aumentando el atraso histórico en inversiones bien ejecutadas.
Ya estuvo bien de batallas, ahora la tarea es navegar hacia el progreso de la ciudad.
Juan Manuel Ramírez Montero
Consultor privado
@Juamon