Una buena noticia de la última semana es que el Europarlamento aprobó la exención de visa a los colombianos. Suceso para regocijarse. Lo dijo el presidente Santos: “buen día para Colombia y la diplomacia…”.
Es interesante porque así nos unimos a un distinguido grupo de países que tienen la misma concesión: Tuvalu y Vanuatu, Trinidad y Tobago, Tonga, Timor Oriental, Santa Lucía, San Vicente, Samoa, Islas Salomón, Palau, Nauru, Micronesia, Islas Marshall, Kiribati, Granada, Emiratos Árabes Unidos, Dominica.
¡Bravo! Ese es un club de países al que moríamos de ganas de ingresar. Al menos los Emiratos y Trinidad y Tobago son ricos…, claro que lo son por cuenta de ese terrible mal llamado petróleo, que destruye sin piedad el medio ambiente. Si ellos desincentivaran la inversión en ese dañino negocio, acrecentarían nuestro orgullo de pertenecer al club.
No es poca cosa poder ingresar sin visa a los países del área Shengen. Es una muestra de confianza que nos dan los europeos y una importante ayuda para el desarrollo de nuestras exportaciones legales, facilitando las visitas de nuestros empresarios. Los que exportan bienes (¿males?) ilegales no necesitan visa, ni licencias.
Como no las requieren los mineros ilegales que rápidamente llenan los espacios que dejan las empresas formales y organizadas del sector minero- energético, a las que no es que se les exija visa, sino que se les niegan o demoran indefinidamente las licencias para explorar y producir. Mineros ilegales que los gobiernos (nacional, regional, municipal) no pueden controlar y que, de miles en miles, sin tecnología, método ni procedimientos de seguridad que los protejan, depredan el medio ambiente y destruyen la fibra social de las poblaciones que ven retirar a las empresas formales para dar paso al rebusque de la miseria y a la presencia del crimen.
Tal vez el ejemplo del Europarlamento nos sirva para no ser extremistas a la hora de pedir ‘visas’. Y que eso nos permita unirnos al subgrupo de países ricos entre los del grupo de naciones confiables para los europeos. ¿Será que podemos solicitarle al, igualmente, eficiente ‘Parlamento’ colombiano que analice el tema y nos lo resuelva?
O ¿será que podemos trabajar en equipo con inteligencia y sin extremismos para estudiar cómo en otras latitudes las dirigencias de muchos países han encontrado fórmulas para generar empleo y desarrollo socioeconómico (léase empleos, inversión, encadenamientos económicos, pago de impuestos y regalías, entre otros) de forma responsable, con respeto por el medio ambiente y por la calidad de vida de las poblaciones? Esas que tienen la fortuna de contar con recursos naturales valiosos y la desfortuna de tener centenares de expertos de otras partes que llegan a impedir que utilicen sus recursos, a convencerlos de que tener la nevera llena es peligroso porque se corre el riesgo de volverse obeso, y que ellos sí son buenos forasteros, mientras que los que vengan a trabajar duro con ellos para convertir la riqueza invisible en riqueza real y visible, son mala compañía.
Leon Teicher
Empresario