Varios analistas han resaltado con razón la importancia de la participación activa de la ciudadanía en los últimos debates electorales y la posible reducción de las maquinarias políticas tradicionales en su influencia sobre el voto, aunque notas discordantes evidentemente existieron. Debe resaltarse la participación del sufragio joven e indiscutiblemente las redes sociales contribuyen. Aparece claramente todo el espectro político en los resultados.
Colombia no escapa al proceso global de participación masiva que se inició en la llamada Primavera Árabe, pero que con frecuencia se ha manifestado en furia irracional que prefiere el cambio independientemente de los resultados. De ahí la gran responsabilidad de los sectores políticos para encauzar el descontento social y leer acertadamente las razones de este. La corrupción indiscutiblemente ha sido un acelerador de este descontento. Por supuesto, toda la población colombiana aspira a la paz y a la prosperidad, que se construyen en el tiempo de manera paciente y con persistencia.
Las primeras manifestaciones públicas del nuevo gobierno parecen haber comprendido todo este entorno y la brevedad del tiempo disponible para mostrar resultados así lo exige. Si se generan consensos adecuados sobre los programas y si los fundamentalismos de algunos grupos políticos no los impiden, este resultado es posible y necesario en las decisiones claves.
Persistentemente esta columna ha invitado a mirar la política económica de mediano y largo plazo como una combinación entre el equilibrio macroeconómico, la sostenibilidad de unas bases de crecimiento cimentadas en el incremento de la productividad y en asegurar la competitividad de los sectores productivos principales, dando al Estado como papel principal la provisión de bienes públicos y generando las mejores condiciones para el bienestar en términos de salud y educación. Estos amplios objetivos fueron planteados por el gobierno en transición en distintos foros.
Fedesarrollo elaboró unos documentos serios sobre los principales temas que requieren ajustes en la economía colombiana y en esta etapa de transición vale la pena su revisión para el diseño de ajustes en las políticas. Recomiendo la revisión de los puntos planteados por el Director de Fedesarrollo en el último foro de Anif, como temas prioritarios para el gobierno 2018-2022.
Encuentro todavía ambigua la posición de lograr un mayor crecimiento sin un equilibrio fiscal, cuando se plantea la reducción de los impuestos con base en una estrategia que en cualquier país del mundo produce efectos en un periodo mayor al de 4 años. Es fundamental encontrar los ingresos que compensen las reducciones de impuestos sin generar traumatismos en los objetivos de política.
El gran plan de infraestructura que se ha puesto en marcha y que ha tenido contratiempos, debe continuar con los ajustes necesarios como una base inicial de aceleración del crecimiento.
El tema pensional y la calidad de la salud no dan espera. Pero lo crucial en esta coyuntura debe ser obtener dividendos reales de la desaceleración del conflicto con el diseño apropiado de proyectos productivos de todos los tamaños en el campo y del despegue del llamado turismo ecológico, con un control adecuado sobre el capital natural. Si esta transición constituye un gran salto para el bienestar futuro, es algo que puede construirse con el concurso de todos.