Hace unos días estuve en Washington, invitado por el BID, participando en un foro sobre las nuevas realidades comerciales para América Latina a la luz de la reciente política comercial de EE. UU: “Los Estados Unidos Primero”. Durante la campaña, una de las promesas de Donald Trump fue traer empleos de vuelta a su país, entre otras formas, renegociando el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (Nafta por sus siglas en inglés) y aquellos otros acuerdos que fuesen perjudiciales para ellos. Como hemos visto en el inicio del nuevo Gobierno, Trump está empeñado en cumplir con sus promesas, por más difícil que sea.
Es claro que la política comercial Estadounidense cambió y que tiene un enfoque práctico, no filosófico. Basta con entrar a la página web de la Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos y leer lo que dice: “Política Comercial Los Estados Unidos Primero”: ...Vamos a dar una nueva forma a nuestra política comercial para que esta favorezca a los Americanos.…esta nueva política hará más deseable para la empresa producir aquí, pagar impuestos acá y reconstruir nuestra economía. Las empresas competirán para establecerse y haces sus manufacturas en EE. UU... “Más claro, imposible”.
Estados Unidos tiene hoy balanza negativa con nueve de sus diez primeros socios comerciales. Los desbalances más grandes los tiene con China: US$347.000 millones, y luego con algunos de los países con los que tiene TLC: México, US$63.000 millones; Canadá, US$11.000 millones, y Corea, US$27.000 millones. De ahí la preocupación de Trump. La realidad es que Estados Unidos tiene 20 tratados de libre comercio (incluyendo a Nafta y a Cafta), que implican acuerdos comerciales con 26 países. Pero si se mira en detalle, solo tres de estos socios, con los que tiene TLC, recogen un poco más del 45% de su comercio.
Y ¿cómo afecta esto a Colombia? Ocupamos el puesto 23 como socio comercial de EE. UU., representando tan solo el 0,8% del comercio de ese país. Adicionalmente, nuestra balanza es ligeramente negativa en este momento para Estados Unidos. Es decir que las exportaciones desde Colombia no compiten directamente con su base industrial.
Así las cosas, la probabilidad de que EE. UU. quisiera renegociar o salirse del TLC con Colombia es baja. Pero, ¿qué pasaría si lo hicieran? Para nosotros, Estados Unidos sí es, de lejos, nuestro principal socio comercial, a donde se dirigen el 32% de nuestras exportaciones. Recordemos que una de las razones que nos llevó a negociar el TLC fue lograr una relación comercial estable y duradera con ese país, ante la inminente desaparición de las preferencias comerciales del Atpdea, que le daban acceso privilegiado a 5.600 de productos de exportación de Colombia a ese mercado.
El Atpdea ya no existe, por lo tanto, de no haber TLC tendríamos que competir literalmente con todo el mundo por el mercado norteamericano sin ningún tratamiento preferencial. Si bien como lo dije, la probabilidad no es alta, el efecto si sería devastador para Colombia.
En un estudio reciente realizado por los países Centroamericanos miembros del Tratado de Libre Comercio de Centroamérica (Cafta en inglés), sobre una posible renegociación o eliminación de este tratado, los impactos negativos son catastróficos ya que significarían una pérdida que se calcula entre 800.000 y 1’500.000 de empleos en la región.
Hay un tercer escenario de cual se está hablando en Washington, diferente a la renegociación de los TLC, y del cual ningún país se encuentra resguardado, y es la posibilidad de una reforma fiscal en los Estados Unidos para crear un llamado Border Adjustement Tax (Impuesto de Ajuste en Frontera), que nada tiene que ver con aranceles. Con esto, se generan incentivos fiscales para que se haga más barato comprar localmente.
Este sería al peor escenario para Colombia pues no se toca el TLC, pero nuestros productos se vuelven más costosos frente a la producción nacional de EE. UU.
No conozco un estudio de impacto para Colombia, similar al que se hizo en Centroamérica, en cualquiera de los escenarios, renegociación, revocatoria o ajuste fiscal, pero me parece urgente que el Ministerio de Comercio Industria y Turismo lo haga cuanto antes.
Necesitamos saber la dimensión del problema, pues solo así podremos diseñar un Plan B. Plan que ojalá nunca tengamos que implementar, pero debemos prepararnos para que el día que a Mr. Trump le de por renegociar o salirse de nuestro acuerdo, ‘no nos coja con los calzones abajo’.
Luis Guillermo Plata
Exministro de Comercio, Industria y Turismo.
El TLC con Estados Unidos solo es importante si lo perdemos
Ese tiene balanza negativa con nueve de sus diez primeros socios comerciales. Los desbalances más grandes los tiene con China, México y Canadá.
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