Todos los habitantes de la Sabana, Bogotá incluida, tenemos algo en común: vivimos en una meseta a 2.600 metros de altura, de inigualable belleza, con sus cerros, sus ríos, su fresco, pero soleado clima; pero poco podemos disfrutarlo porque nos la pasamos aturdidos por los problemas de movilidad: salir de Bogotá o entrar son auténticos caminos de cruz.
Este es un problema cada vez más serio, pero hay varios más, algunos de los cuales encontrarían en un esquema de gobierno metropolitano la forma más efectiva para su resolución: la movilidad, la definición del uso del suelo como instrumento del equilibrio (o desequilibrio) territorial, el abastecimiento de agua potable, el saneamiento y la regulación hídrica del río Bogotá y el manejo sostenible de los desechos.
Existe consenso entre los distintos entes territoriales del entorno de Bogotá sobre la necesidad de resolverlos, en aras de asegurar la sostenibilidad ambiental, la competitividad económica y la equidad social del territorio. Y no podemos, con cerca de 40 años de atraso sobre la creación del Área Metropolitana del Valle de Aburrá, seguir pensando en soluciones a medias. El fenómeno metropolitano que existe en la Sabana de Bogotá es excepcional en tamaño y oportunidades, pero también en amenazas. Y la solución requerida debe estar a la altura del reto que tenemos por delante. En ese sentido, nuestra propuesta consiste en crear la Región Metropolitana de la Sabana de Bogotá, mecanismo que toma como base las áreas metropolitanas hoy vigentes en el país, pero buscando adaptar el modelo a las características y las dificultades políticas, jurídicas y financieras específicas del territorio sabanero.
La Región Metropolitana de la Sabana de Bogotá sería conformada inicialmente por 12 municipios (incluida Bogotá), que son los que participan en la solución de los cinco problemas antes mencionados. Tendría un esquema de financiación menos dependiente de los recursos ambientales que las áreas metropolitanas, basado en la transferencia de bloques completos de competencias y funciones de los distintos municipios, del departamento de Cundinamarca y la Nación hacia la figura de asociatividad territorial, con sus presupuestos respectivos. Por lo mismo, en su máximo órgano de gobierno participarían no solo los municipios, sino la Gobernación y la Nación.
Lo anterior, ofreciendo ciertas garantías a los municipios a través de un acto legislativo, con el cual se reformarían dos artículos de la Constitución, el 325 y el 326, con dos fines principales: permitir, en el 325, la asociación voluntaria de Bogotá y los municipios vecinos con el fin de formar la Región Metropolitana de la Sabana de Bogotá, entidad administrativa de naturaleza asociativa y carácter especial y derogar la eventual supresión de los municipios circunvecinos de que trata el 326, como garantía de su permanencia como entes territoriales autónomos.
Con esta propuesta, para cuya construcción estudiamos numerosos ejemplos exitosos en el mundo y sobre la cual hemos conversado con todos los interesados, ProBogotá Región espera abrir una vez más la discusión sobre el arreglo institucional que necesitamos, con el ánimo de que entre todos los actores del territorio –alcaldes, gobernación, academia, sociedad civil– avancemos en la puesta en marcha de una forma de organización viable y audaz.
Por supuesto, no es una propuesta terminada, sino un punto de partida para que el próximo Gobierno Nacional y los congresistas lo incorporen en su agenda prioritaria, ojalá lo mejoren y, sobre todo, lo hagan realidad. La Sabana de Bogotá lo merece, y nosotros sus habitantes lo requerimos.