MARTES, 16 DE ABRIL DE 2024

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Mario Hernández Zambrano
COLUMNISTA

Derechazo y un ‘jab’ a la economía

Quizá los instrumentos más importantes con los que se mueve la economía en el corto plazo son las tasas de interés y de cambio

Mario Hernández Zambrano
POR:
Mario Hernández Zambrano

No se necesita ser doctor en economía para saber que quizá los instrumentos más importantes con los que se mueve la economía en el corto plazo son las tasas de interés y de cambio. Más allá de cualquier formulación teórica, lo sienten así los negocios que trascienden las cartillas que usan los tecnócratas, a quienes poco les importa la variable ‘tiempo’, y que para desdibujar la realidad hablan de las ‘expectativas’.

En nuestro país, el mundo empresarial está siendo afectado duramente por el manejo de ambas variables. Con la aceleración de la devaluación, en buena parte del año pasado, se encarecieron brutalmente las importaciones e impactaron la inflación. El argumento de que se iban a recuperar las exportaciones no era válido, porque la estructura productiva no se recupera de un momento a otro, después de muchos años de pérdida de competitividad debido a la revaluación de la moneda.

Luego, para controlar la inflación, el Banco de la República optó por aumentar las tasas de interés hasta un nivel dañino, cuando la realidad mostraba que había un problema de oferta, especialmente de alimentos, que debían importarse mucho más caros por el ajuste en la tasa de cambio.

Para usar la jerga de nuestros boxeadores en los Olímpicos, así se le dio un ‘derechazo’ a la economía, pues el aumento de los intereses no solo golpea la operación de las empresas, sino que inhibe la inversión, y, a la vez, la demanda recibió un ‘directo de izquierda’ (jab) que resulta muy grave.

No hay que engañarse. Una decisión en tal sentido del Emisor (en contravía con la tendencia universal), se transmite directamente a las tasas que cobra el sistema financiero, que las ha colocado en un nivel del 15% para quienes tienen gran capacidad, y por encima del 20% para el común de las medianas empresas; a las micros le están prestando a una tasa mucho más alta. Y para los consumidores que son quienes sostienen la economía nacional (70% de la demanda), los niveles rondan el 32%.
En cualquiera de esos escenarios es imposible sostener los negocios: ni el empresario grande, ni el mediano, ni el pequeño ni, mucho menos, los consumidores. Hay actividades como la edificación en las que el impacto es muy alto. Adquirir una vivienda resulta costoso frente al retorno de la inversión, pues se debe pagar una tasa de 12 a 13%, cuando la rentabilidad no pasa del 8%, lo cual desestimula el sector, clave en la generación de empleo. Esa es la razón principal de por qué se está esperando que la economía solo crezca alrededor de 2% este año.

Es sentido común lo que eso implica: una caída en la demanda lleva a una menor producción, a un endurecimiento de la cartera y a que los bancos se vuelvan más duros en el momento de otorgar un préstamo… y a un mayor costo. ¿Quién paga los platos rotos? La gente, que se empobrece, pues su nivel de ingreso se deteriora por mayor inflación, altas tasas de interés, y otros pierden el empleo. Por ello, los que manejan la economía, Banco de la República y Gobierno, deben ser muy cuidadosos y tener un sentido humano, pues su trabajo debe preservar el bienestar de la inmensa mayoría de colombianos. O por lo menos esa es la idea.

P. D.: ¿Por qué, por ejemplo, no se considera un alza gradual del IVA de un punto en enero del 2017 y otro punto a comienzos del 2018, y no dos o tres puntos de un solo ‘mazazo’?

Mario Hernández Zambrano
Empresario exportador
mariohernandez@mariohernandez.com

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