El presidente Santos no lo ha hecho mal, como tampoco lo hizo su antecesor Álvaro Uribe. Los dos han sido responsables con el país en muchas cosas que se les debe agradecer, aunque sus estilos de gobierno y trabajo son radicalmente distintos. Y no es el caso aquí entrar a mostrar esas diferencias, como tampoco sus debilidades que, también pueden aparecer obvias. Cuando estaba Uribe en la presidencia y buscaba la reelección, siempre se planteó la necesidad de tener un contrapeso u opción distinta para que los colombianos pudieran escoger. Desafortunadamente, no ocurrió así y el Gobierno cayó en excesos, que con el paso del tiempo los ciudadanos hicieron evidentes. No fue la clase política quien los destacó, pues está probado que ella solo se mueve por intereses particulares. Muchos de los que hoy apoyan a Santos, estuvieron con Uribe y antes con Pastrana. No les da pena.
El país tiene que elegir. Por eso se requiere que el candidato- presidente Juan Manuel Santos tenga un buen contrincante para que los colombianos puedan comparar los programas y tomen la decisión más acertada. Y así, no importa quién sea el mandatario para los próximos cuatro años, pues eso da tranquilidad.
Los candidatos que hasta el momento están en la contienda poseen muchas cualidades personales, intelectuales y morales para ocupar la Presidencia, pero las encuestas no les dan mayor opción, y eso no se puede ocultar. La verdad es que ‘no han pegado’ entre la opinión pública y, en esos términos, poco podrán hacer frente al poder del Palacio de Nariño.
El domingo 9 de marzo, surgió la opción del exalcalde de Bogotá, Enrique Peñalosa. Sin duda, con defectos como todos los colombianos, pero también con grandes cualidades, entre las que se destacan su honestidad, experiencia en el manejo de los asuntos públicos, capacidad de planeación y vocación de servicio. Entre sus debilidades ‘tropicales’, (aunque personalmente la considero una fortaleza) está la de no transar principios ni negociar con los bienes públicos, la ‘mermelada’ que llaman ahora.
A Peñalosa no lo escogieron solo los verdes ni Bogotá, como se pretenderá decir. De los casi tres millones de votos válidos de la consulta, la capital solo aportó poco más del 25 por ciento, y la suma estuvo muy lejos de la votación misma de ese partido.
¿Qué viene ahora? Una campaña presidencial que puede ser muy aburrida solo haciendo gala de los recursos públicos, un gran esfuerzo de los candidatos para ganarse la confianza y credibilidad con ideas y propuestas. Seguramente, muchos de los elegidos para el Congreso de la República en las pasadas elecciones creen tener ‘comprado’ el futuro, pero se pueden llevar una ingrata sorpresa.
Ha llegado el momento de que los colombianos, comenzando por los gobernantes y políticos, piensen más en las soluciones de país que en las pequeñas cosas que benefician a unos pocos.
P.D. Muchos amigos, quedaron aburridos con los resultados de los últimos comicios. Solo les digo a todos: ¡ánimo, a lo mejor acabaremos siendo los locos, pero con ilusiones! Grata locura.
Mario Hernández Zambrano
Empresario exportador