MARTES, 16 DE ABRIL DE 2024

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Mauricio Cabrera Galvis

Crecimiento o inflación

Mauricio Cabrera Galvis
POR:
Mauricio Cabrera Galvis

¿Por qué parece ser más importante, o por lo menos merecer más atención, el 1% de aumento de la inflación que el 1% de caída del PIB? La pregunta surge al ver la reacción de algunos analistas, amplificada por los medios de comunicación, frente a las noticias sobre los cambios en el comportamiento esperado de estas dos variables en el presente año.

En efecto, llama la atención el gran despliegue mediático que ha recibido el hecho de que el incremento anual del Índice de Precios al Consumidor lleve varios meses por encima de la meta de inflación establecida por el Banco de la República (BR) para este año, y que el último mes se haya situado en 0,4%, por encima del techo de dicha meta. Entrevistas, editoriales, análisis y comentarios destacan lo que califican como ‘desbordamiento’ de la inflación, y empiezan a ser numerosas las voces de quienes piden al Banco subir sus tasas de interés para contenerlo.

A la vez, se han venido anunciando sucesivas reducciones en la meta de crecimiento de la economía para este año. El pronóstico original del Gobierno, cuando presentó el presupuesto a mediados del 2014, era que el PIB iba a aumentar 4,8%, y lo ha venido reduciendo hasta menos del 3,5%. Por su parte, según el más reciente pronóstico, el BR sitúa el crecimiento probable del PIB en solo 2,8%. Aunque también ha habido debate público sobre estos pronósticos, no han sido tan frecuentes ni intensos como la reacción frente al incremento de la inflación.

Desde cualquier punto de vista, es más grave que se pierda 1% de crecimiento del PIB a que la inflación aumente en la misma proporción. Que la economía crezca 1% menos implica para los colombianos una pérdida de ingresos del orden de $80 billones; que el Estado dejará de recibir unos $10 o 12 billones, es decir, que se aumentará el déficit fiscal en esa cuantía, y que habrá menor generación de empleo y aumento del desempleo, con el consiguiente incremento del número de familias en situación de pobreza.

El menor crecimiento es una verdadera tragedia económica y social, que además puede reproducirse porque la reducción en la capacidad de compra de las familias y el bajo gasto del Gobierno van a frenar el desarrollo de años posteriores, si no se adoptan políticas anticíclicas de estímulo a la demanda.

Al contrario, un aumento de 1% en la variación anual de los precios no tiene repercusiones graves, sobre todo cuando se debe a fenómenos transitorios, como la disminución de la oferta de alimentos por factores climáticos, o a un aumento del precio del dólar, que no se va a repetir en el futuro. Si se logra evitar que esta subida de la inflación alimente expectativas de futuros incrementos, la desviación será pasajera.

No estoy diciendo que la inflación no tenga efectos negativos, o que se deba descuidar su control, sino que, en las magnitudes de los desajustes que presenta hoy Colombia, hay que prestarle mucha más atención al crecimiento. Otra sería la recomendación si nos enfrentáramos a incrementos de los precios como en Argentina, o a la hiperinflación de Venezuela, donde las expectativas de inflación se salieron de control.

El diagnóstico del Emisor ha enfatizado en el carácter transitorio de la aceleración en el aumento de los precios y ha evitado tomar medidas, como el incremento de la tasa de interés, que perjudiquen más el crecimiento de la economía. Ha sido una decisión correcta que deben mantener.

Mauricio Cabrera G.

Consultor privado macabrera99@hotmail.com

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