El Banco de la República (BR), como todos los bancos centrales, utiliza su tasa de interés no solo para controlar factores reales que aumentan la inflación, como la demanda de crédito, sino para influir en las expectativas y mantener la credibilidad en el compromiso del banco con sus metas de inflación. Debería también mover su tasa de interés para incidir en la expectativas sobre el crecimiento económico.
A finales del 2015, la inflación se aceleró por razones que no tenían nada que ver con la tasa de interés: la baja oferta de alimentos por el fenómeno de ‘El Niño’, el paro camionero y la devaluación. Sin embargo la junta del BR decidió subir su tasa para “mejorar el anclaje las expectativas de inflación”, y, sin temblarle la mano, la llevó de 4,5% a 7,25% en 11 decisiones sucesivas, dos de ellas con aumentos de 0,5%.
Es acertado tratar de manejar las expectativas porque en economía es usual las ‘profecías que se autorrealizan’: si todo el mundo cree que algo va a subir de precio, todos salen a comprarlo y, por supuesto, la gran demanda hace que suba de valor. Por el mismo raciocinio, el BR debe tratar de contrarrestar las expectativas de recesión que pueden llevar a que el crecimiento económico se frene aún más.
Es un hecho que la economía se ha frenado. Los últimos reportes del Dane muestran una caída de la producción industrial del 3,2%, con resultados negativos en 28 de las 39 actividades industriales; el comercio minorista va peor, pues la caída de las ventas reales es del 7,2%.
Las perspectivas para el resto del año no son buenas, pues el Indicador de Seguimiento a la Economía (ISE) del Dane, que sirve para pronosticar la evolución del PIB, tuvo una variación anual de 0,3% en febrero. La mayoría de los analistas no esperan que este año el crecimiento económico supere el 2%.
Este frenazo se explica, en parte, por el enorme choque externo de la caída de los precios del petróleo, que en dos años disminuyó en 46% los ingresos por exportaciones, deterioro similar al sufrido en la Gran Depresión de 1929. Pero también están influyendo en la ralentización de la economía, la caída de las expectativas de consumidores y empresarios que, según la encuesta de Fedesarrollo, se encuentran en sus más bajos niveles históricos.
Si los consumidores no compran y los empresarios no invierten porque están pesimistas, las industrias venden menos, acumulan inventarios y deciden bajar su producción, confirmando así el pesimismo del mercado. Acá es donde una señal contundente del BR bajando sus tasas puede modificar las expectativas, porque hay que recordar que las altas tasas de interés son otro factor que disminuye el consumo y la inversión.
Por eso el BR debe bajar su tasa de intervención por lo menos 2 puntos y llevarla a 5%. Además, debe hacerlo rápido, no en 8 decisiones sucesivas de 0,25% cada una, sino con recortes de hasta 1% de una sola vez, tal como lo hizo en cuatro ocasiones en el 2009 para enfrentar la crisis financiera que fue un choque externo de menor magnitud que la caída del petróleo.
Adenda: es concluyente el dictamen del detector de mentiras de La Silla Vacía a la carta que el expresidente mentiroso mandó al Congreso gringo: “De las 27 afirmaciones que tiene la carta solo tres son ciertas. De las demás, seis son engañosas, cinco falsas, cuatro debatibles, cuatro inchequeables, tres apresuradas y dos exageradas”.
columnista
El Banrepública y las expectativas
El Emisor debe bajar su tasa de intervención por lo menos 2 puntos y llevarla a 5 por ciento.
POR:
Mauricio Cabrera Galvis
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