Parafraseando al maestro Echandía, se puede decir que la mayoría de los análisis y opiniones sobre la aguda revaluación del peso parecen hechos para Dinamarca y no para Cundinamarca.
Se dice que la caída del precio del dólar es un fenómeno mundial, se le echa la culpa al Banco de la República por subir las tasas de interés, se comenta la responsabilidad del Gobierno por traer dólares para financiar el gasto público preelectoral, y también se congratulan algunos, porque la Seguridad Democrática está atrayendo capitales al país.
Todos estos factores son ciertos y en Dinamarca serían suficientes para explicar la revaluación de la moneda nacional. Pero aquí, en Cundinamarca, hay otro 'pequeño' factor que tiene gran incidencia en la sociedad colombiana y presiona a la baja la cotización del dólar a pesar del inmenso déficit en el comercio exterior: el ingreso de dólares del narcotráfico. En Colombia, llevamos muchos años en que la tasa de cambio negra, o paralela, es inferior a la oficial como consecuencia de los dineros ilícitos que ingresan a la economía, lo que hace más sorprendente la ausencia de este factor en los análisis oficiales y académicos de la situación cambiaria.
Dos son los argumentos que más se invocan para justificar esta actitud de avestruz de los analistas y las autoridades: que por tratarse de una actividad ilegal no existen cifras confiables que permitan cuantificar el impacto del lavado de dinero, y que en los últimos años no ha habido cambios significativos en el volumen de droga que exporta Colombia, si acaso una pequeña disminución, por lo cual no puede atribuirse a los dólares del narcotráfico la acelerada revaluación de este período.
Además de la evidente contradicción entre los dos argumentos (si no existen cifras confiables, ¿cómo demostrar que no ha cambiado la cantidad de dineros ilícitos?), el segundo no hace una necesaria diferencia entre el volumen de la producción de coca, que de acuerdo con los estimativos de la misma DEA parece que no ha variado mucho, y el ingreso de los dólares del narcotráfico, que sí puede haber aumentado de manera significativa.
A manera de hipótesis, pues es una labor más detectivesca que económica, se pueden plantear por lo menos tres razones que permitirían afirmar que si antes los narcotraficantes solo traían al país una muy pequeña porción del valor del mercado de la droga (se dice que solo un 5 ó 10 por ciento), en lo últimos años han aumentado este porcentaje, dejando en el país una mayor parte del generado por el negocio. La primera es la misma revaluación: con una caída del 49 por ciento en el precio del dólar hasta llegar a 1.800 pesos, es lógico que los narcos tengan que traer más dólares para cubrir los costos domésticos de producción, transformación, distribución y corrupción.
En segundo lugar, está el incremento de los costos domésticos, que debe ser mucho mayor que la inflación, por la creciente presión de las autoridades y el aumento de los decomisos; también puede considerarse como un aumento de costos los mayores gastos que deben estar haciendo las Farc para defenderse de la exitosa ofensiva de las Fuerzas Armadas que les ha ocasionado tantas bajas. Finalmente, todas las promesas oficiales en la negociación con los paramilitares debieron inducir una importante repatriación de capitales, que es posible que se vea afectada por la reciente extradición, aunque hasta ahora no se hayan sentido los efectos.
El impacto del narcotráfico en todos los aspectos de la sociedad colombiana es demasiado grande para ignorarlo en el campo económico, o pretender que no afecta el comportamiento de variables tan sensibles como la tasa de cambio. Corresponde al Ministerio de Hacienda y al Banco de la República promover la investigación y el análisis de estas influencias, pues su conocimiento y comprensión son indispensables para poder controlarlas.
* * * * *
Fe de erratas: en la columna de la semana pasada donde escribí "partidos uribistas" apareció "partidos arribistas". Quiero aclarar que este acertado calificativo no es de mi cosecha, sino que es producto de la sabiduría de los técnicos de Microsoft, como lo puede comprobar cualquiera que use el corrector de ortografía del programa Word.
Narcotráfico y revaluación
POR:
Mauricio Cabrera Galvis
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