Los colombianos estamos tan acostumbrados a mirarnos el ombligo, que solemos pasar por alto las noticias internacionales como si no tuvieran que ver con nosotros. El ejemplo más reciente es el de los problemas políticos que han enfrentado en los últimos días España e Italia, y que pueden terminar deteriorando el panorama internacional, que tan bien ha pintado para la economía colombiana en lo corrido del año.
¿Y qué nos importa lo que pase en España e Italia? Estamos hablando de los dos países más importantes de la Unión Europea, después de Alemania y Francia, lo cual no es un dato menor: de su desempeño político y económico depende la estabilidad de la Zona Euro, y, por lo tanto, la del sistema financiero internacional.
Recapitulemos lo sucedido en España. Mariano Rajoy fue separado de su cargo como jefe de Gobierno por el Congreso, después de que prosperara una moción de censura en su contra, promovida por Pedro Sánchez, del Partido Socialista Obrero Español (Psoe). El promotor de la iniciativa no cuestionaba la labor de Rajoy como Jefe de Gobierno, sino su responsabilidad como cabeza del Partido Popular (PP), golpeado por un escándalo de corrupción. Como si se tratara de nuestros lares, prósperos constructores untaron las manos de varios funcionarios del PP para conseguir gabelas para proyectos inmobiliarios.
Una vez la justicia falló contra los culpables, la caída de Rajoy se tornó inevitable. Más allá de las disputas de partidarios y disidentes sobre su gestión, lo cierto es que sacó a España del desequilibrio en que quedó sumida tras las crisis inmobiliaria y financiera con que inició esta década. Después de tres años de recuperación económica, su mandato llega a su fin y deja en su lugar a su antagonista, Pedro Sánchez, cuyo partido es minoría en el Congreso y quien, además, tendrá que gobernar con una alianza variopinta, que pone en tela de juicio la disciplina económica y el compromiso político necesarios para preservar la vocación europeísta de España.
Pero si en la península ibérica llueve, en la itálica hay tormenta. En marzo triunfaron en las elecciones legislativas dos grupos políticos improbables: el populista de izquierda ‘Movimiento Cinco Estrellas’ y el xenófobo de derecha ‘Liga del Norte’. Tras casi tres meses de negociaciones, en días pasados eligieron como Primer Ministro a Giuseppe Conte, un oscuro profesor universitario que ahora tendrá que tratar de conciliar dos posiciones políticas antagónicas y unos planteamientos económicos que desdeñan la austeridad fiscal y desprecian los principios europeístas.
Así están las cosas: el tercer y el cuarto países más importantes de la Unión Europea ahora son gobernados por alianzas que poco creen en los fundamentos de la zona euro. Por eso no es raro que en las últimas semanas los indicadores de volatilidad de los mercados internacionales hayan alcanzado sus máximos niveles del pasado reciente. Sumen la creciente probabilidad de una guerra comercial entre Estados Unidos y sus principales socios, y tenemos un panorama económico al que hay que seguirle el pulso muy de cerca.