En un muy buen trabajo periodístico, el diario El Tiempo presentó en su edición del pasado 15 de agosto un resumen de los indicadores líderes de la economía durante el primer semestre del 2018. En una página, y mediante gráficos sencillos y claros, se puede obtener un completo resumen de lo que está mejorando y de las áreas que tienen dificultades en la economía colombiana.
Empezando por lo que va bien, sin duda, es la demanda. El componente de consumo de los hogares crece, en términos reales, a un 3,9 por ciento anual, lo que implica que en el primer semestre con 25 billones de pesos más de gasto. Esto es importante luego del desastroso impacto que tuvo la reforma tributaria de Cárdenas, al aumentar el IVA al 19 por ciento. Las ventas del comercio al detal también se recuperan luego de la caída experimentada en el 2017. Las exportaciones tienen un buen salto, con un crecimiento de 2.600 millones de dólares, pero impulsadas por el mejor precio de crudo. En cambio, la producción de petróleo registra un decepcionante comportamiento, con un muy pequeño incremento del 0,72 por ciento (855 mil barriles diarios) en comparación con el año anterior.
Los sectores de servicios tuvieron una lenta dinámica en la primera parte de este año. Es el caso del sector financiero, que acumula el efecto de la caída de la tasa de interés y el castigo de la cartera enredada, especialmente la del sector de infraestructura. Transporte aéreo, agencias de viaje y el sector hotelero acusan un mediocre comportamiento que contrasta con el entusiasmo del saliente gobierno por los resultados obtenidos en el sector. Se espera que el repunte de la tasa de cambio permita inyectarle un mayor crecimiento, eso si se supera la crisis operacional de Avianca cuyo efecto seguirá presentándose en el segundo semestre.
Preocupante resulta el desempeño del sector de la construcción y las obras civiles. A pesar de la enorme publicidad del gobierno Santos, la realidad es que los grandes proyectos están estancados. La inversión en obras civiles tiene una profunda caída del 6,2 por ciento. En medio de los escándalos de corrupción y los problemas de ejecución de los proyectos, el tema de la crisis del modelo de contratación sigue abierta. Preocupa la caída del consumo de cemento, que ahora está, además, afectado por la competencia de importaciones.
Un mejor desempeño de la economía en el segundo semestre es muy probable. El lamentable 1,8 por ciento del 2017 debería ser reemplazado por una cifra entre el 2,2 y el 2,5 por ciento. Superada la fase de incertidumbre relacionada con las elecciones, los sectores económicos recuperan su confianza en el futuro. Los anuncios de una reforma tributaria que corrija los excesos de los últimos ocho años, generan buenas expectativas en materia de inversión y sobre todo en el extranjero. El nivel de inflación cercano al objetivo del Emisor permite anticipar cierta estabilidad en el costo del dinero. Pero el reto de encontrar una dinámica que permita crecimientos más cercanos al 5 por ciento, sigue vigente.
El nuevo gobierno tiene una tarea inmensa por delante. Debe recuperar la competitividad del sector productivo sin poner en riesgo el plano fiscal. La herencia que recibe no es nada buena.
Miguel Gómez Martínez
Asesor económico y empresarial
migomahu@hotmail.com