Muy importante es la publicación, por parte de la Universidad Sergio Arboleda, de La Historia Económica de Colombia, escrita por Roberto Junguito Bonnet. La obra es interesante por su temática, su enfoque y su autor.
Pocos autores tienen la profundidad y experiencia de Junguito. Dos veces, en 1984 y 2002, asumió, desde el Ministerio de Hacienda, el duro papel de salvar la economía colombiana del desastre. Durante el gobierno Betancur, corrigió con austeridad fiscal y una fuerte devaluación los graves errores que se habían cometido en los años anteriores y que amenazaban al país con la bancarrota y la renegociación de la deuda externa. En el 2002, le correspondió sentar las bases para la recuperación económica que vivió el país con la Seguridad Democrática.
En las dos ocasiones, demostró el equilibrio perfecto entre el teórico profundo de la economía y el pragmático ministro capaz de entender las líneas de resistencia de nuestro sistema productivo.
El libro es, además, un completo y ordenado resumen de la historia y la política económica en Colombia, desde principios del siglo XX hasta nuestros días. El lenguaje es claro y concreto, sin los enredos propios de la jerga económica. Pero, probablemente, lo mejor de la obra es la síntesis entre los hechos económicos y el análisis de la políticas que soportaban las medidas adoptadas por los gobiernos de turno.
Es un texto de economía política o, para ser más precisos, de la historia de la economía política en Colombia. Al igual que en tantos otros temas de nuestra realidad, en economía también se percibe el deterioro de los planes de gobierno. Hoy, seguramente, tenemos mejores tecnócratas en el manejo de nuestra economía, pero se extraña la claridad de las formulaciones económicas de los gobiernos conservadores de la primera mitad del siglo XX, que permitieron un desarrollo acelerado del país.
No hay hoy modernistas como López Pumarejo, ni pragmáticos como Esteban Arboleda, que navegaron exitosamente por la Gran Depresión; ni audaces como Ospina Pérez, que crearon el Seguro Social; ni institucionalistas como Lleras Restrepo, con su reforma del régimen cambiario. Desde hace años, parece que los gobiernos se dedican a gerenciar la coyuntura con mayor o menor éxito.
De resaltar, también, es el propósito de la Universidad Sergio Arboleda de darle importancia al estudio de la historia colombiana. Durante décadas solo personas con profundos sesgos ideológicos han dominado el debate académico sobre la interpretación del pasado nacional. La Sergio no solo quiere reactivar el estudio de la historia, sino darle todo el protagonismo en la formación humanista que tanto se ha degradado a nivel nacional.
Este libro es uno de una serie que, sin duda, será una referencia para todos los que entienden la importancia de un debate balanceado sobre el pasado que determinó nuestro presente y, desde luego, condiciona el futuro.
En el libro de Junguito, se recorre más de un siglo de desafíos económicos que han sido sorteados con diferente éxito por la República. Tal vez nos ha faltado audacia para aprovechar las bonanzas y voluntad para desatar los nudos que impiden mejorar la productividad. Pero, de alguna forma, la historia confirma que en economía hemos sido más ortodoxos que irresponsables, más prudentes que soñadores, más realistas que ideólogos. Este es un texto para aprender, y para tener.
Miguel Gómez Martínez
Asesor económico y empresarial
migomahu@hotmail.com
columnista
Un libro para tener
La Historia Económica de Colombia es una síntesis de ese tema en el siglo XX. Además, señala que el país ha sido ortodoxo en el tema.
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Miguel Gómez Martínez
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