En Bogotá, la movilidad da tanto de qué hablar que cada mes el tema central es distinto. El último mes, por ejemplo, todo estuvo centrado en el taxímetro electrónico y sus grandes beneficios para el sector transporte. Ahora, sentemos cabeza y analicemos la situación: ¿el verdadero problema de los taxis era el taxímetro? Este nunca fue el problema, pues no se adultera solo. El problema es el taxista que decide adulterarlo y manipularlo a su antojo.
La incoherencia no se puede volver el escudo repetido ante cada problema de movilidad. Los taxistas manipulan el sistema de cobro a su conveniencia, y la solución del Gobierno es cambiarlo. Los taxistas bloquean la Calle 85 y agreden a conductores de apps, y la solución es bloquear las aplicaciones, ¿tiene sentido?
Detrás de toda la discusión, está el origen de todo: el famoso cupo. Un cupo que la mayoría de taxistas no han tenido que comprar, pero que se jactan de decir que cuesta 100 millones y que los conductores de plataformas digitales sí deberían pagar, aun cuando ante la Secretaría de Movilidad el valor no supera los 500 mil pesos, ¿tiene sentido?
Hace dos semanas, desde Cabify decidimos radicar una propuesta de mejora a la política pública, propuesta que contempla la creación de un impuesto de rodamiento con el que se destinaría el 0,5 por ciento del valor de cada trayecto realizado por medio de app o taxi a la mejora de vías y obras de infraestructura para todas las ciudades de Colombia donde opere el servicio.
Tristemente, el debate no ha girado en torno a nuestra propuesta ni en torno a ninguna otra propuesta de una organización externa al Gobierno. El debate ha girado sobre otra propuesta incoherente; la que hacen la Supertransporte y MinTransporte solicitándole al Congreso de la República la facultad de poder bloquear del espectro a aplicaciones como Cabify y Uber, ¿tiene sentido?
Al paso que vamos, el Gobierno no solo está ahuyentando a la inversión extranjera y la entrada de la innovación, sino que además está atentando contra la libertad de hacer empresa.
Aunque nos emocionemos con proyectos innovadores como la creación de un nuevo viceministerio de economía digital para que vele por el crecimiento de este sector y ayude a regular, las instituciones que aún no avanzan al ritmo de las nuevas tecnologías, insisten en retrasar el progreso y favorecer a gremios a los que se podría decir que le tienen pavor.
Al Gobierno Nacional le pedimos coherencia en su política sobre todo, entre sus ministerios y funcionarios. Por un lado, tiene a David Luna y Daniel Quintero, que promueven la tecnología, y por otro, a funcionarios como Alejandro Maya y Javier Jaramillo que quieren bloquear aplicaciones.
Como siempre hemos dicho, estamos seguros y convencidos del camino que estamos recorriendo, y confiamos en que, mientras el usuario sea la prioridad, estaremos orientados hacia el objetivo correcto.
Camilo Sarasti
Director de Cabify en Colombia
La movilidad necesita coherencia y soluciones
En Bogotá, la movilidad da tanto de qué hablar que cada mes el tema central es distinto.
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