La estrategia de una empresa es una guía para la toma de decisiones respecto a numerosos aspectos de su gestión, y bien formulada tiene la capacidad de responder a diversas preguntas que de manera cotidiana aparecen en una organización.
La misión de la compañía nos explica su razón de existir, y su visión expresa los objetivos que desea lograr, alineados con su misión. Una misión y visión bien formuladas orientan la respuesta, por ejemplo, a preguntas tan profundas como el tipo de negocios en los cuales debe estar o ingresar una empresa, y tan cotidianas como la que puede hacerse un miembro de la organización respecto a si su jornada laboral tuvo sentido y aportó valor estratégico.
La definición de los pilares estratégicos, las capacidades o rasgos en los cuales una organización busca la excelencia para diferenciarse y alcanzar su visión, orientan la respuesta, entre otras, a preguntas sobre las prioridades de inversión, los énfasis en su estructura organizacional y necesidades en el desarrollo de su talento humano.
Los valores, que son aquello en lo que la compañía cree, y la cultura, entendida como la forma de comportarse de sus miembros y que es alimentada por los valores, responden a interrogantes sobre los rasgos personales del talento que debe reclutar, las políticas a diseñar e implementar, e incluso sobre la gravedad relativa de faltas cometidas por sus integrantes.
La formulación de la estrategia corporativa involucra también la definición del ámbito de los negocios en los cuales participa la organización, además de la misión, la visión, los pilares estratégicos, los valores fundamentales y la cultura deseada. Ese foco definido de negocios, sumado a los demás elementos de la estrategia, responde preguntas respecto a la pertinencia de iniciativas para ingresar a nuevos negocios o relacionadas con la búsqueda de crecimiento. Una empresa debe participar en negocios que hagan sentido con su misión, la acerquen a su visión, aprovechen sus pilares estratégicos y sean compatibles con sus valores y cultura.
Complementaria a la estrategia corporativa es la estrategia competitiva. Esta se refiere a la forma en la que una empresa define competir en cada uno de los negocios en los que decide participar. La formulación de la estrategia competitiva, en la denominada propuesta de valor a los clientes, responde preguntas relacionadas con lo que entiende la compañía como importante para estos, sobre las capacidades fundamentales que necesita fortalecer para generarles valor y poder compartirlo capturando parte del mismo, sobre los indicadores más relevantes a los cuales debe hacer seguimiento e incluso sobre la estructura organizacional más conveniente.
La estrategia también debe dar cuenta de los supuestos sobre los cuales está construida en cuanto a la lectura del entorno, las tendencias de los mercados de interés, al entendimiento de los competidores y la manera de enfrentarlos, a las fortalezas y brechas propias a gestionar para ejecutarla exitosamente y lograr sus objetivos, así como respecto a la coherencia entre las prioridades del corto plazo y la visión de largo plazo.
Una estrategia bien formulada, que incluye y articula de forma consistente sus elementos corporativos y competitivos es fuente permanente de respuestas y una guía para acertar en la toma de decisiones que definen el futuro de una organización.
Carlos Téllez
Consultor empresarial.