“El déficit comercial actual (de Estados Unidos) es inaceptable. No culpo a China ni a ningún otro país por aprovecharse de Estados Unidos en materia comercial. Si sus negociadores fueron capaces de hacerlo, ellos solo hacían su trabajo. En adelante competiremos sobre bases justas y equitativas, no dejaremos que se sigan aprovechando de Estados Unidos. Me hubiera gustado que las administraciones anteriores hubieran visto lo que estaba ocurriendo y hubieran hecho algo. No lo hicieron, pero yo lo haré”. Así se expresó el presidente Trump en Vietnam, ante 20 jefes de Estado de la Apec, un club de países asiáticos y de la Cuenca del pacífico (Colombia solicitó ser miembro en 1995).
El déficit comercial de Estados Unidos es de 736 billones de dólares, de los cuales el 46,7 por ciento corresponde al comercio con China, con quien Estados Unidos no ha negociado acuerdos comerciales. Los aranceles del gigante asiático son el resultado de una negociación con todos los miembros de la Organización Mundial del Comercio (OMC), motivo de su adhesión a dicho organismo (el arancel promedio es 8,7 por ciento), y los obstáculos al comercio que quedaron paulatinamente se han desmantelado en el tribunal de justicia de la OMC.
Japón y Alemania explican el 18 por ciento adicional del déficit comercial de Estados Unidos, pero ese déficit tampoco se puede explicar por negociaciones comerciales porque no las ha habido. El siguiente en el ranking es México, con quien tiene un déficit de 64 billones de dólares, explicado por el acuerdo comercial Nafta; pero la administración desconoce el contenido gringo de las exportaciones mexicanas, que se calcula en 40 por ciento.
Estados Unidos ha negociado y tiene vigentes acuerdos de libre comercio con 20 países, siendo 18 de ellos economías pequeñas comparadas con el coloso del Norte. Es difícil creer que los negociadores de países como Colombia, Israel o Singapur hubieran podido meterle los dedos a la boca a Estados Unidos en esas negociaciones.
Como hombre de negocios, la visión comercial del presidente Trump es mercantilista: las exportaciones generan empleo, las importaciones destruyen empleos y el éxito de la política comercial se mide según el superávit comercial. Su interpretación de comercio justo es que el comercio debe ser balanceado: en unos años, el superávit comercial bilateral, y en otros, déficit
Una concepción del comercio de esa naturaleza desconoce la teoría del comercio internacional que explica los flujos y el patrón del comercio entre países, así como los déficit y superávit comerciales.
La administración Trump también desconoce la importancia de las cadenas de valor en el comercio mundial actual. El ejemplo típico es el iPhone ensamblado en China, cuyos bienes y servicios provienen de muchos países, lo cual se traduce en que el valor agregado por China es tan solo el 4 por ciento; no obstante, en las estadísticas de comercio, China figura exportando el 100 por ciento de su valor.
El verdadero significado de comercio justo es que el intercambio comercial no se realice utilizando prácticas de comercio desleal. Sobre ese particular, Estados Unidos es el país que más aranceles punitivos impone en el mundo, derivados de investigaciones por importaciones, con precios de dumping o con subsidios. Actualmente, hay vigentes 417 medidas de esta naturaleza, de las cuales 155 son contra China.
Pero, qué importa que Trump no haya pasado por las aulas del comercio internacional. Nunca un presidente de una nación ha puesto los intereses comerciales en un pedestal tan alto, no obstante que, con respecto a los demás países del mundo, la proporción del sector externo con respecto a su economía, es una de las más bajas.
En efecto, la relación comercio/PIB en Estados Unidos es 13,9 por ciento, mientras que en Colombia –que es un país mediano– es del 18,0 por ciento, y en Alemania –que es dependiente del sector externo– es 42,4 por ciento. Pero la retórica comercial de Trump y la amenaza de garrote han sido muy eficaces para eliminar los obstáculos a la venta de bienes y servicios gringos. Según el Secretario de Comercio, en la visita a China se firmaron negocios por 250 billones de dólares. Además, Trump anunció una venta masiva de material bélico a Japón y Corea para que se defiendan de Kim Jong-un.
El comercio bilateral entre Colombia y Estados Unidos felizmente pasó el test Trump de comercio justo. El único ajuste que se hizo fue eliminar los obstáculos a las importaciones de arroz originario de Estados Unidos, a cambio de la licencia fitosanitaria para exportarles aguacates Hass.
Diego Prieto Uribe
Experto en comercio exterior