Recientemente se aprobó en el Congreso de la República un proyecto que reforma la Ley 789 de 2002, en particular los artículos 160 y 161 del Código Sustantivo del Trabajo, los cuales afectan el pago de las horas extras y el recargo nocturno. Aunque, inicialmente, se proponía una reducción de dos horas en la jornada de trabajo diurno, la cual se definía entre las seis de la mañana y las diez de la noche, el Congreso solo aprobó una reducción de una hora, es decir, la jornada diurna de trabajo ahora será entre las seis de la mañana y las nueve de la noche. El argumento principal se basó en la falta de evidencia contundente de que la Ley 789 hubiera generado suficientes empleos con el incremento en la jornada diurna; a la vez que el mismo fue presentado como un deterioro de las condiciones de los trabajadores.
Pese a que, al momento de la exposición de motivos de la Ley 789, se argumentaba que, en su conjunto, generaría 640 mil empleos en cuatro años, al periodo siguiente, en el Plan Nacional de Desarrollo, se estimó que la reforma crearía menos de 490 puestos de trabajo, mientras que el componente relacionado con el incremento en la jornada diurna y el salario en dominicales solo generaría 95 mil vacantes. Esta reforma afectaría directamente a los empleados asalariados, aproximadamente la mitad de los ocupados del país, e indirectamente a los demás. De acuerdo a estimativos de Hugo López y Francisco Lasso, basados en la encuestas de hogares del Dane hasta marzo del 2013, los empleos afectados por el proyecto de ley estarían concentrados entre la población menos educada; en los sectores de restaurantes y hoteles; seguridad y vigilancia, y transporte y comunicaciones. Las horas de trabajo asalariado afectadas por el proyecto son alrededor del 1 por ciento de las horas de trabajo asalariado de la economía, mientras que los empleados asalariados afectados serían menos del 10 por ciento.
La reducción aprobada de una hora de la jornada diurna, representaría alrededor de 1 por ciento de las horas de trabajo asalariado en la economía, pero podría ser de entre 5 y 3 por ciento en los sectores de restaurantes y hoteles, y seguridad y vigilancia, respectivamente. En términos de más costos, se requeriría incrementar en 35 por ciento el costo de cada hora entre las 9 y las 10 p. m., anteriormente diurna, a hora nocturna, o del 25 al 75 por ciento, por cada hora en ese intervalo, anteriormente extra diurna, a hora extra nocturna: esto es un incremento de entre el 35 y el 40 por ciento del salario.
El costo salarial estimado, netamente contable, sería de al menos 0,35 por ciento para el total del trabajo asalariado de l a economía, y de 1,75, 1,05 y 0,5 por ciento del trabajo asalariado en los sectores de restaurantes y hoteles, seguridad y vigilancia, y transporte y comunicaciones, respectivamente.
El efecto de esta reforma sobre el empleo asalariado depende de los supuestos y metodologías con base en los cuales se hagan las estimaciones. Modelos de equilibrio general consideran pérdidas de cerca de 27 mil empleos asalariados, y estimados con base en elasticidades del empleo a los salarios; y en efectos de reformas como la tributaria del 2012, tasarían el impacto en alrededor de 17 mil empleos. La magnitud es moderada, incluso para los tres sectores más afectados, para los cuales el efecto representaría una pérdida de menos del 1 por ciento de su empleo asalariado.
Más allá de la dimensión del efecto de esta contrarreforma, lo que está detrás es la competitividad e institucionalidad del país. Al momento de hacer la reforma, el mercado laboral estaba sufriendo las consecuencias de una de las crisis más severas de su historia, y con esta, se buscaba incrementar su competitividad. De acuerdo al Índice Global de Competitividad, del Foro Económico Mundial, Colombia pasó de estar en el percentil 55 más alto, al 44, entre el 2008 y el 2017. Sin embargo, en cuanto a la eficiencia de su mercado laboral, en el mismo periodo, su posición se deterioró del percentil 55 al 59. Los rubros relativos al mercado laboral, en los cuales Colombia registró mayor deterioro fueron las prácticas de contratación y despido, y la participación laboral femenina, mientras que registró progresos en la flexibilidad en la determinación de los salarios, y en la mayor correspondencia entre los salarios y la productividad del trabajador.
Para avanzar hacia un país más competitivo es fundamental mejorar la productividad de su capital humano, en un marco institucional que alinee adecuadamente sus incentivos, para lo cual se requiere hacer importantes esfuerzos en la calidad de su educación y en reglas claras y estables que lo hagan un destino atractivo a la inversión. Los cambios normativos que obtengan los trabajadores, basados más en la gestión legislativa de un, relativamente, pequeño grupo de trabajadores asalariados organizados, que representan a la totalidad de los ocupados, que en mejoras reales en su productividad, solo van a lograr reducir el tamaño de su pastel, y repartirlo entre menos beneficiarios asalariados.
Carlos Medina
Gerente del Banco de la República, Sucursal Medellín.
Efectos de la reforma a la jornada laboral diurna
Para avanzar hacia un país más competitivo es fundamental mejorar la productividad de su capital humano, en un marco que alinee sus incentivos.
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