Las organizaciones suelen hacer esfuerzos significativos para definir su estrategia y procurar ejecutarla de manera exitosa. Pese a ello, los estudios respecto a qué tanto entienden la estrategia de las empresas quienes las integran arrojan de manera consistente el mismo resultado: solo una minoría tiende a tener claro qué es lo que su organización desea lograr y cómo espera hacerlo.
Esta falta de entendimiento de la estrategia por parte de los encargados de ejecutarla se convierte en una limitación significativa para alcanzar los objetivos de una empresa por las consecuencias que genera, por ejemplo, dificultad para alinear consciente y fluidamente esfuerzos y recursos, así como falencias en el compromiso de las personas por la desconexión que perciben entre los objetivos organizacionales y sus motivaciones individuales.
Los obstáculos que impiden que las empresas avancen en irrigar internamente la estrategia de manera efectiva son diversos. Estrategias expresadas de manera compleja o confusa, deficiencias deliberadas o inadvertidas en su comunicación, culturas jerárquicas, ausencia de indicadores de gestión y sistemas de remuneración desalineados de los objetivos estratégicos, son factores que vuelven borroso el entendimiento de la estrategia por parte de los integrantes de una organización.
Cuando las empresas enfrentan obstáculos como estos, queda en manos de los individuos intentar avances en tal entendimiento de la estrategia. ¿Cómo hacerlo? El ingrediente fundamental es la curiosidad, que motiva preguntarle a los líderes de la organización, leer los informes internos y públicos de la compañía, y reflexionar para entender, por ejemplo, las razones para las inversiones recientes de la empresa, así como su intención de crecer o decrecer en determinados negocios.
¿Cómo saber si entiendo la estrategia de mi empresa? Quien entiende claramente la estrategia de su organización está en capacidad de dar testimonio de los objetivos superiores en los cuales aquella está enfocada, así como de visualizar su contribución para lograrlos desde el trabajo cotidiano.
Esta persona, guiada por la estrategia, cuenta con los criterios para priorizar su gestión y utilizar los recursos a su cargo de la manera que más valor pueden generar, y se alinea sin resistencia con los cambios que favorecen la ejecución estratégica.
Quien entiende la estrategia tiene identificados los resultados que es más importante alcanzar, y en tal sentido puede enfocar muy bien aquello a lo cual hacer seguimiento y mediante qué indicadores de gestión.
De igual manera, puede vigilar el entorno de manera efectiva, y aportar para la afinación de la estrategia desde su posición, ya que su entendimiento le permite ver señales y conectar con su organización eventos, tendencias, oportunidades y movimientos de los competidores, entre otros.
Una persona que entiende claramente la estrategia de su empresa está, además, en capacidad de gestionar de manera inteligente su carrera en ella, visualizando oportunidades y desarrollando las capacidades que necesita para hacer camino en los espacios que más le interesan.
Para las personas, entender la estrategia genera confianza y sentido de pertenencia. Para las organizaciones, el entendimiento de las personas genera ejecución y resultados. ¿Entendemos todos en nuestra empresa su estrategia?
Carlos Téllez
Consultor
ctellez@bexco.co