Bien hicieron los cafeteros en "exaltar la labor del presidente Juan Manuel Santos" en beneficio del sector. Es el mandatario que más dineros les ha dado a los cafeteros en los 91 años del gremio. En total en subsidios al precio (PIC), la subvención a créditos (ICR) y el apoyo a la renovación de cafetales suman, durante los ocho años, más de 2,5 billones de pesos. Ningún otro sector de la economía recibió un aporte similar.
El pergamino que le entregó el gremio, como los que se daban en los colegios, acompañará la medalla de la academia de Estocolmo en la biblioteca del futuro expresidente. Sin embargo, Santos siempre se preguntará por qué después de tanto compromiso con el gremio, el agradecimiento no se vio en las urnas: perdió en la reelección y en el referendo, en la gran mayoría de los departamentos cafeteros.
Con seguridad, para el presidente, más importante que el reconocimiento, es el hecho de que el apoyo fue efectivo en la recuperación de la producción, la cual había caído por debajo de los ocho millones de sacos de 60kg entre los años 2011 y el 2012, como resultado del fenómeno de 'La Niña' y una epidemia de roya devastadora. En efecto, con los recursos del gobierno y con el apoyo del gremio, en ese momento en cabeza de Luis Genaro Muñoz, se emprendió el más ambicioso plan de renovación cafetera en la historia del sector, cuyo resultado la producción cafetera de los últimos cuatro años ha estado por encima de 14 millones de sacos.
Por otra parte, en el homenaje, el presidente Santos expreso: "creo que el futuro de la caficultura colombiana es bueno, promisorio". A juzgar por los recientes niveles de precios en la bolsa de Nueva York, cercanos a 1,10 dólares por libra, solo un buen jugador de póquer podría sostener esto sin sonrojarse.
La Bolsa de Nueva York está en los mínimos de los últimos cinco años. La razón principal de este desplome es precisamente las altas producciones de los países cultivadores. Estos datos, sin embargo, eran ya conocidos por el mercado cuando el precio estaba por encima de 1,25 dólares.
Lo nuevo es que el precio de la bolsa hoy se encuentra determinado por lo que pase en Brasil, y este país no solo está empezando a recoger una cosecha récord, más de 60 millones de sacos, sino que además, gracias al nerviosismo de los mercados financieros, el real brasileño es hoy una de las monedas más devaluadas entre los países emergentes. Una vez pase el mundial, y descontando el efecto Neymar, es decir, cuando los brasileños vuelvan a la realidad, y no sepan ni siquiera quién va a ser su presidente en unos meses, es muy probable que el real superé los cuatro dólares. Con esa tasa de cambio, los productores brasileños venderán no solo esta cosecha, sino las futuras, lo cual se traducirá en precios aún más bajos en Nueva York.
Bajo este escenario, al productor colombiano solo lo salvaría una devaluación del peso, que no se ve tan próxima, o un presidente electo que piense, que la vara que le han dejado es tan alta, que solo se supera con subsidios aún más altos, algo que rechazaría cualquier economista responsable.
Felipe Robayo
Consultor