Las altas inflaciones mensuales del segundo semestre de 2015 contribuirán a reducir la inflación anual total en los próximos meses y esperamos que cierre este año en 5,9%, frente a 8,6% en junio. Lo anterior podría justificar el comienzo de un ciclo de recortes de la tasa de intervención en diciembre.
Los precios de alimentos han sido los mayores responsables del aumento de la inflación, principalmente debido al fenómeno de ‘El Niño’. Su inflación anual ascendió a 14,3% en junio y explicó más de la mitad del aumento de la inflación anual total en el último año.
No obstante, ‘El Niño’ culminó a mediados de mayo, así que esperamos un proceso de normalización del abastecimiento de alimentos, especialmente los perecederos. La inflación anual de estos últimos fue la más afectada, pasando de 10,4% hace un año a 38,8% en junio. Este proceso de normalización implicaría descensos importantes en los precios de alimentos en los próximos meses.
Algo similar ocurrió en el primer semestre de 2015. A finales de 2014, el Ideam advirtió sobre la posible ocurrencia de un severo fenómeno de ‘El Niño’, lo cual frenó las decisiones de sembrado y generó problemas de abastecimiento a comienzos de 2015.
Así, la inflación anual de alimentos aumentó de 4,7% en diciembre de 2014 a 7,7% en abril de 2015, y el promedio de sus inflaciones mensuales se situó en 1,38% entre enero y abril de 2015, comparado con apenas 0,22% en los 3 años previos.
Posteriormente, las probabilidades de ocurrencia de ‘El Niño’ se redujeron y el abastecimiento se normalizó. Los precios de alimentos descendieron un acumulado de 0,63% entre mayo y julio de 2015: su inflación anual bajó a 5,7% y el promedio de sus inflaciones mensuales se situó en -0,21% durante esos 3 meses.
Finalmente, la probabilidad de ocurrencia de ‘El Niño’ repuntó hasta que se materializó en el tercer trimestre de 2015 y se extendió hasta comienzos de mayo de 2016. El promedio de las inflaciones mensuales de alimentos se situó en 1,40% entre agosto de 2015 y abril de 2016.
Una vez finalizado ‘El Niño’ esperábamos que los precios de alimentos siguieran aumentando durante un par de meses, pero más lentamente, mientras se normaliza el abastecimiento. En efecto, sus inflaciones mensuales en mayo y junio fueron 0,46% y 0,50%, respectivamente, muy inferiores al promedio de los 9 meses previos.
Pasado ese par de meses, prevemos que los precios de alimentos comenzarán a descender, como ha ocurrido anteriormente. Esto implica que habrá inflaciones mensuales de alimentos negativas en el segundo semestre, que comparadas con unos datos elevados en los mismos meses de 2015, contribuirán a reducir significativamente su inflación anual.
Consideremos un escenario en el que, durante el segundo semestre los precios de alimentos descendieran en igual magnitud a la del periodo de correcciones bajistas entre mayo y julio de 2015; es decir, una disminución acumulada de 0,63%. Este supuesto luce conservador porque el espacio que tienen los precios para bajar es más amplio que en esa ocasión, considerando los fuertes incrementos que produjo El Niño.
Bajo estas circunstancias, el promedio de las inflaciones mensuales de alimentos se situaría en -0,10% en el segundo semestre, lo cual bajaría su inflación anual a 7,7% en diciembre y restaría 1,86 puntos a la inflación anual total, aunque el efecto podría ser mayor.
Incluso, si los precios de alimentos no cayeran (inflaciones mensuales nulas), su inflación anual también disminuiría considerablemente a 8,4% en diciembre, y restaría 1,67 puntos a la inflación anual total.
La devaluación ha sido el segundo responsable del incremento de la inflación, principalmente a través de la inflación anual de los bienes y servicios transables, que pasó de 2% en diciembre de 2014 a 7,9% en junio.
Cuando el dólar estaba estable en niveles "bajos" (1800-2050 pesos) entre diciembre de 2012 y noviembre de 2014, el promedio de las inflaciones mensuales de transables se situaba en 0,11%. Cuando comenzó la fuerte devaluación a finales de 2014, ese promedio aumentó a 0,61% entre diciembre de 2014 y mayo de 2016.
No obstante, el dólar se ha estabilizado entre 2.900 y 3.100 pesos. Por eso, anticipábamos que la transmisión de la devaluación a los precios continuaría, pero con menor intensidad. Esto comenzó a observarse en junio: la inflación mensual de transables se situó en 0,49%, la más baja en 11 meses e inferior al promedio desde que comenzó la devaluación.
Consideremos un escenario en el que el promedio de las inflaciones mensuales de transables se sitúe en 0,45% en el segundo semestre; su inflación anual bajaría a 7% en diciembre y restaría 0,23 puntos a la inflación anual total. Sin embargo, estas inflaciones mensuales podrían ser menores en los últimos meses del año porque la transmisión de la devaluación irá perdiendo fuerza, así que el impacto bajista sobre la inflación total podría ser mayor.
El precio de la energía también fue víctima de El Niño. Su inflación anual pasó de 3,3% en julio de 2015 a 13,6% en junio, y el promedio de sus inflaciones mensuales pasó de 0,25% entre enero de 2012 y junio de 2015, a 1,09% durante los últimos 12 meses.
Sin embargo, los precios de la energía en bolsa han caído 85% desde abril, cuando ‘El Niño’ entró en su etapa final, pero no se han trasladado a los precios en los contratos entre generadoras y comercializadoras, ni a los de los consumidores finales, y hay incertidumbre sobre la velocidad de estos traslados. Más del 70% de las compras de las comercializadoras a las generadoras se determina por el precio en contratos y el resto, por la cotización en bolsa; además, las primeras no transmiten los cambios al consumidor final inmediatamente. Aún con este rezago, los notables incrementos del segundo semestre de 2015 podrían favorecer una disminución de su inflación anual.
Consideremos un escenario conservador en el que el precio de la energía no descendiera en los próximos meses (inflaciones mensuales nulas): su inflación anual bajaría de a 3,8% en diciembre y restaría 0,29 puntos a la inflación anual total.
En resumen, la inflación anual total podría bajar 2,4 puntos, de 8,6% en junio a 6,2% en diciembre, solamente por estos factores. Sin embargo, el efecto bajista podría ser mayor pues estos escenarios lucen conservadores y porque creemos que el debilitamiento de la demanda interna también generará presiones desinflacionarias.
Andrés Pardo Amézquita,
Director Ejecutivo de Investigaciones Económicas de Corficolombiana.
La magia de la base estadística
El debilitamiento de la demanda interna generará presiones desinflacionarias.
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