Después de que Venezuela llegara a una hiperinflación de más del 2.600 por ciento el pasado mes de diciembre, y a propósito de que su papel moneda cuesta más que la propia denominación, sumada a la escasez de productos alimenticios y de aseo, cientos de personas se ven obligadas a realizar saqueos a supermercados controlados por la Guardia Nacional, algunos vivarachos aprovechan estas situaciones para hacer negociaciones de alimentos tras bambalinas al estilo del ‘estraperlo español’ de la guerra civil española. Veamos cómo.
El 20 de noviembre de 1975 muere el dictador español Francisco Franco Bahamonde, acabando con casi 40 años de la dictadura que comenzó con una intensa guerra civil de tres años, desde 1936 hasta 1939, entre republicanos y nacionalistas, en los que el contexto bélico que aparecía en la Europa Occidental, estampado por las tropas nazis y sumado a una diáspora española por la miseria, el hambre y las enfermedades, harían que España tuviera su propia estanflación.
Bajo el lema de ‘Una nueva España’, en tres años de violencia bélica resumida en persecuciones políticas, bombardeos, secuestros y destrucción de la sociedad civil, tanto la gente del común y las élites del bando opositor, comandados por Manuel Azaña, no tuvieron más remedio que crear los famosos ‘refugios’ en las montañas, caracterizados por ser albergues que a campanas de alerta, la gente corría buscando, con el fin de no ser alcanzados por el bombardeo constante.
Almería y Cartagena, al sur de la península, fueron las últimas ciudades tomadas por Franco, constándoles casi la destrucción total, que hoy en día se recuperan lentamente.
En estos albergues subterráneos se organizarían los grupos ‘De defensa pasiva’, que tenían como obligación controlar las actividades de los refugios en términos de construcción, conteo de personas, abastecimiento de comida y, sobre todo, a establecer las “cartillas de racionamiento” en las que se determinarían la cantidad de comida que la gente podía ingerir y las horas de trabajo de obras en las montañas, lideradas por mineros, que eran los que sabían trabajar este tipo de construcciones.
Una de las estrategias milenarias de la guerra, sin gastar nada en inversión bélica es cortar los caminos de abastecimiento de comida que llegaba a una ciudad, y así fue como Cartagena del Levante, por ejemplo, se quedó sin comida en 1939. Esto, ocasionó que las élites negociaran, por altísimas sumas de dinero, su comida, y para que la sociedad común no se enterase de esto, sería entregada por la parte trasera de los espacios de comercio, ocasionando, cuando se les descubría, su propia guerra civil entre los refugiados.
A estos eventos se les conoció como ‘estraperlo o mafia negra’, se paga un valor por encima del mercado de venta al público, haciendo que su costo propio aumente. Este concepto se derivaría de los nombres Strauss, Perel y Lowan, judíos holandeses involucrados en mafias comerciales españolas de la época.
Ojalá esta autarquía que vive Venezuela hoy, y que tiene desesperada a la población civil, no los obligue a provocar una guerra civil interna, liderada por ‘estraperlos venezolanos’. ¿O será que ya están en ella? ¿Habrá ‘estraperlo’ a la colombiana?
Luis Felipe Chávez G.
Historiador