El Fondo Monetario Internacional proyecta que en el 2019 la economía global desaceleraría levemente su crecimiento de 3,7 a 3,6 por ciento, como resultado del menor desempeño de los países desarrollados y de una dinámica estable de los emergentes.
En este contexto, y en medio de un panorama externo con riesgos crecientes, el hecho de que dicha organización proyecte que Colombia crecerá 3,6 por ciento, por encima del 2,7 por ciento esperado en el 2018, es una señal muy alentadora para el país.
En efecto, Colombia ha resistido de forma relativamente positiva los episodios de volatilidad recientes en las economías emergentes, las cuales han enfrentado dificultades ante el endurecimiento de las condiciones financieras globales y los mayores niveles de percepción de riesgo, originados por el aumento de las tasas de interés en Estados Unidos y las salidas de capitales hacia países desarrollados. Así, durante este año fue noticia la turbulencia en economías como Argentina, Turquía y Suráfrica, entre otros, en donde se registraron fuertes devaluaciones de sus monedas, episodios inflacionarios, aumentos en el costo de endeudamiento del Gobierno, y en algunos casos una contracción de la actividad económica.
Hasta el momento, Colombia ha salido bien librada, gracias a la confianza que mantienen inversionistas privados en el manejo macroeconómico, y al hecho de contar con precios altos en su principal producto de exportación durante la mayor parte del año, lo cual favorece los términos de intercambio y el ingreso nacional.
Sin embargo, el panorama para el 2019 luce desafiante. La fuerte caída de los precios del crudo desde hace varias semanas ha dejado expuesta la economía al complejo contexto internacional, de manera que para el 2019 será fundamental que el Gobierno siga cumpliendo con su tarea: mantener la confianza inversionista a través de un ajuste que permita cumplir la Regla Fiscal a partir del 2020, y de la implementación de reformas que aumenten el crecimiento potencial, o de largo plazo, de la economía. Lo anterior en un entorno adverso para las economías emergentes, en donde se esperan nuevos episodios de volatilidad.
En el foro de Proyecciones Económicas para el 2019, organizado por Corficolombiana, se habló sobre estos desafíos. El primer gran reto del Gobierno es proponer un plan creíble de ajuste de sus cuentas a partir del 2020. En efecto, aunque la Regla Fiscal se cumplirá en el 2019, aun si la ley de financiamiento no prospera –dada la posibilidad de recortar algunos rubros del Presupuesto General de la Nación–, las agencias de calificación esperan con atención un plan de consolidación fiscal de mediano plazo, con el cual se garantice que el país mantendrá el grado de inversión.
La otra tarea inaplazable es recuperar una senda de crecimiento sostenible en el largo plazo, a través de reformas estructurales que permitan superar los lastres en materia de productividad y competitividad. Así, el 2019 se presenta como una gran oportunidad para consolidar la solidez macroeconómica y mejorar la competitividad del país, en un contexto externo altamente retador. Buena parte del resultado dependerá de que el país haga su tarea, sin desconocer que la incertidumbre asociada a factores externos –fuera de control del Gobierno– es alta y pueden surgir complicaciones adicionales en el camino.
María Lorena Gutiérrez
Presidenta de Corficolombiana