Uno de los temas más retadores como sociedad, con efectos personales y organizacionales impredecibles, si no intervenimos, son las tecnologías exponenciales: la analítica, la digitalización, la robótica y la inteligencia artificial, como principales. ¿Cómo lograr su apropiación eficaz en un marco ético?, es una pregunta esencial. En la mayoría de los casos no contamos con suficientes talentos preparados o se los disputa el mundo, y ahí tenemos grandes dificultades para retenerlos; sin dejar de lado que es urgente la reconversión de muchas formaciones y personas para responder a tal revolución de la ciencia y la tecnología. Se necesitan aportes políticos, empresariales y académicos para enfrentarlas y, sobre todo, evitar que sean fuente de más desigualdad.
Recientemente, promovimos un encuentro público para hablar sobre la economía digital con dos compañías expuestas permanentemente a tal contexto: Celsia y Tigo-Une. Quiero compartir algunos mensajes que nos dejó la conversación. El primero, es que la transformación digital de las organizaciones debe iniciar y terminar en las personas, más allá del software y el hardware. Inicia cuando sus colaboradores contribuyen, se comprometen y se capacitan para impulsar la transformación; y termina cuando el valor que se genera (productos o nuevos servicios sociales y ciudadanos) impactan favorablemente la vida de todos. Un ejemplo claro de cambio de tecnología que puede tener apropiación colectiva son las energías alternativas. Podemos pasar de ser usuarios de energía en nuestros hogares y empresas a ser generadores de la misma y comercializadores para la red regional y nacional.
Desde otra perspectiva, podemos avanzar rápidamente hacia ciudades inteligentes, en las cuales aspectos importantes de la calidad de vida como la seguridad, la movilidad, el medioambiente y el desarrollo de las empresas (principalmente la digitalización de las MiPymes) evolucionen significativamente. La apropiación efectiva de los modos de transporte, el acceso a bienes culturales, recreativos, a servicios de seguridad y salud puede ser inteligentemente lograda. Por ejemplo, con un sistema de control de flota podríamos programar, con altos niveles de certeza, nuestra movilización por la ciudad, al conocer en tiempo real los horarios del sistema. Esta y muchas otras cosas, podrían mejorar la calidad de vida en múltiples dimensiones y a su vez incrementar la productividad social.
El segundo mensaje, y quizás el más importante, se refiere a la profundización de las relaciones de las empresas líderes de dichas tecnologías con emprendedores y organizaciones promotoras de la innovación. Profundización conveniente para avanzar, tanto en su implementación como en construcción de una nueva cultura organizacional abierta al trabajo coordinado y en red. Sin duda, esta es la oportunidad más clara de crecimiento empresarial conjunto, desde un ecosistema de innovación y emprendimiento, con resultados notables y visibles en el corto plazo.
Es necesario que la conversación sobre tecnologías exponenciales, formación de talento y emprendimiento se afiance en nuestro país. Y ahí son urgentes el liderazgo de arreglos públicos como iNNpulsa y Mintic, y empresariales como el Consejo Privado de Competitividad, actuando de manera conjunta y con rutas de corto, mediano y largo plazo.
Rafael Aubad L.
Presidente Proantioquia