La economía estadounidense creció 3,5% (tasa trimestral anualizada) en 3T18, un ritmo positivo aunque inferior al 4,2% de 2T18 que sigue reflejando el impulso de la reforma tributaria de Donald Trump. Sin embargo, un aspecto preocupante en los datos fue la contracción de la inversión fija, a pesar de los recortes tributarios. De esta forma, aunque los datos confirman el buen momento de la economía de EE. UU. y siguen sugiriendo que es altamente probable que la Reserva Federal aumente su tasa de interés en diciembre, vemos señales de agotamiento del ciclo económico de ese país. En particular, el flojo desempeño de la inversión fija refleja que la economía es cada vez más dependiente del consumo y genera interrogantes sobre la sostenibilidad del crecimiento económico.
A VELOCIDAD DE CRUCERO
La economía de EE. UU. ha tenido un desempeño sólido y ha liderado el crecimiento de las economías desarrolladas en 2018, con una tasa de desempleo en mínimos históricos y una inflación que se ubica alrededor de la meta de la Fed de 2%. El comportamiento reciente de los principales indicadores económicos estadounidenses es consistente con una economía que avanza a “velocidad de crucero”, es decir, a un ritmo acorde con su capacidad potencial, e incluso superior, con la inflación muy cerca de la meta y nivel de pleno empleo en el mercado laboral.
No obstante, varias señales indican que ha aumentado el riesgo de que la economía afronte desequilibrios a corto plazo. La primera, y la más importante, es que los datos de actividad reflejan un cambio en la estructura económica de EE. UU., siendo ahora una economía más dependiente del consumo y menos de la inversión. Aunque el recorte de impuestos impulsó significativamente el consumo de los hogares, no ha sucedido lo mismo con el gasto de capital de las empresas, a pesar de que recibieron el recorte de impuestos más significativo de los últimos 30 años.
La segunda señal es la significativa desvalorización que han registrado recientemente los mercados accionarios, luego de tocar máximos históricos en 2017, debido a que las altas expectativas de las políticas económicas implementadas por el presidente Trump se están disipando en la medida que los verdaderos impactos se materializan en los datos. Así mismo, la pendiente de la curva de los Bonos del Tesoro continúa aplanándose, lo que puede ser una señal de que los inversionistas están anticipando una desaceleración del crecimiento económico e incluso una recesión en EE. UU.
LOS EFECTOS DE LA REFORMA TRIBUTARIA
Las expectativas del impacto de la reforma tributaria sobre la economía incluían un mayor gasto del consumo de los hogares, junto con un repunte de la inversión de capital para los próximos años. Si bien el recorte de impuestos ha elevado el ingreso disponible de los consumidores durante lo corrido del año, lo que se ha reflejado efectivamente en un mayor consumo, vemos difícil que dicho efecto sea sostenible y creemos que el próximo año puede reducirse la fortaleza del gasto de los hogares y su efecto positivo sobre el crecimiento económico. Adicionalmente, el incremento de los precios del petróleo continúa presionando al alza los precios de la gasolina, lo cual afecta de forma importante el ingreso disponible de los consumidores, especialmente el de la población de menores ingresos, que representan un porcentaje importante de la población total.
Por su parte, el impacto sobre la inversión fija ha sido limitado, pues la mayoría del ahorro tributario de las empresas que componen los principales índices bursátiles en EE. UU. se ha destinado a la recompra de acciones, pago de dividendos o fortalecimientos de los balances y estados financieros. Lo anterior también se evidencia en el crecimiento de los salarios, cuya tendencia continúa siendo moderada, contrario a las expectativas del Gobierno.
A lo anterior se suman las medidas arancelarias impuestas por el presidente Trump, que afectarían negativamente las exportaciones netas y reforzarían la desaceleración del crecimiento económico de EE. UU. en el mediano plazo. De acuerdo con las expectativas de la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO por su sigla en inglés), la economía desaceleraría su crecimiento el próximo año y a partir de 2022 se ubicaría por debajo de su potencial (brecha de producto negativa). Lo anterior en un contexto de mayores tasas de interés por el proceso de normalización de la Fed, que se reflejaría en una moderación en el crecimiento del consumo y de la inversión de las empresas, que también se vería afectada por las tensiones comerciales a nivel mundial.
Por otro lado, nos preocupa el deterioro de las perspectivas fiscales para los próximos años, como consecuencia de la reforma tributaria de Trump. De acuerdo con los cálculos del CBO, la reforma tributaria tendría un costo aproximado de 164 mil millones de dólares en 2018 y de 285 mil millones de dólares en 2019, lo que representa incrementos del déficit fiscal de 17% y 22%. Para los próximos 10 años, el CBO estima que la reforma tributaria incrementaría el déficit fiscal en 2,7 billones de dólares, como consecuencia de los menores ingresos tributarios y los mayores gastos del Gobierno.
En un contexto en el que el ciclo económico actual de EE. UU. es el segundo más prolongado en su historia, los factores explicados previamente han aumentado los riesgos de un agotamiento del auge económico en ese país. En particular, creemos que la reforma tributaria y el aumento de los precios del petróleo están generando desequilibrios en la economía estadounidense, y nos preocupa que terminen anticipando la próxima desaceleración de la principal economía del mundo.
De hecho, creemos que uno de los factores que ha motivado a la Fed a acelerar el ritmo de incrementos de su tasa de interés objetivo en 2018, es la necesidad de tener espacio para reaccionar y estimular la economía en el momento que lo necesite.
Juliana Pinzón Tróchez
Analista Mercados Internacionales
Julio César Romero
Economista Jefe