Por estos días se habla de la aprobación de la creación del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, el cual busca convertir la ciencia y la tecnología en los ejes transversales de la política económica y social. Es hora de que Colombia fije su mirada en el conocimiento y base su economía en este y no solo en los recursos naturales.
Además de convertir en política pública el presupuesto para ciencia y tecnología, de articular los esfuerzos de las empresas, la academia, el Estado y los centros de investigación, para convertir la investigación y la innovación tecnológica en ejes principales de desarrollo del país, es importante que se gesten estrategias y se haga un especial énfasis en incluir a la mujer de manera contundente en el sector, diseñando políticas específicas de segregación positiva de género exclusivas en la ciencia.
El rol de las mujeres en la ciencia, la tecnología y la innovación, no siempre ha sido reconocido debidamente. Son muchos e importantes los inventos desarrollados por científicas a lo largo de la historia que hoy transforman nuestra vida diaria. En América Latina y el Caribe, las científicas enfrentan aún más obstáculos, entre los que están la falta de indicadores para medir mejor la brecha de género que permitiría impulsar estrategias para superarla.
Si bien en Colombia se han tomado acciones para mejorar las condiciones de la mujer en los aspectos sociales, culturales, políticos y económicos, a través de la implementación de políticas públicas, en el ámbito científico todavía están muy desamparadas.
No cabe duda de que la ciencia debería inculcarse más profundamente en las niñas y jóvenes para fomentar el desarrollo de carreras científicas en las mujeres, así como promover la confianza de su propio potencial. Aunque las mujeres hoy representan entre el 60 y el 80 por ciento de los egresados de pregrado, en la mayoría de los países de la región no es el mismo caso cuando hablamos de maestrías y doctorados, sobre todo en carreras científicas. Esto se evidencia en las estadísticas de la Unesco, ‘Mujeres en Ciencia’, en las cuales, cabe resaltar, que, aun cuando las mujeres obtienen un título como científicas o ingenieras, la mayoría no ejerce en ese campo laboral.
En el mundo empresarial cada vez son más comunes las iniciativas que buscan la equidad de género. En 3M se fomenta la diversidad y la igualdad a través de programas comunitarios, y al ser una empresa de ciencia, trabaja activamente en involucrar a más niñas y jóvenes con los temas de Stem (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, por sus siglas en inglés) como una puerta de entrada a carreras de gran alcance.
Aunque el Estado colombiano ha tenido iniciativas para promover las competencias científicas –indispensables para generar el interés en la carrera científica, sobre todo para las mujeres–, es necesario hacer un mayor esfuerzo para desarrollar estrategias claras en el sistema educativo, rediseñando las estructuras curriculares en ciencia para incorporar más mujeres al sistema nacional de ciencia y tecnología.En este sentido, la educación científica adquiere una importancia sin precedentes para que las nuevas generaciones se preparen para utilizar la ciencia para promover el desarrollo sostenible y mejorar la calidad de vida de millones de personas.
Valeria Frigeri
Vicepresidenta de Asuntos Legales de 3M Región Andina