Qué regaño el que me dieron! Eso me pasa por escribir de temas acerca de los cuales no tengo mucho conocimiento, y eso a pesar de que yo mismo les advertí que no la tenía. Bueno, a eso se expone uno cuando se atreve a pisar los sagrados terrenos de otros, le caen encima como diciendo ‘aquí no se meta’.
Escribí acerca de las pensiones porque algunos candidatos a la presidencia ya están viendo cómo le echan mano a esos fondos y cómo reducen las mesadas de los pensionados del sistema de prima media, y porque algunos dirigentes del sector financiero también se rasgan las vestiduras, ya sea por el gasto que implica al Estado, o por defender los intereses de sus representados. Además, con la proximidad del Congreso de Asofondos, el tema iba a adquirir relevancia, como de hecho lo hizo. Al reunirsen los miembros de Asofondos y muchos otros actores del mercado pensional, así como los analistas y estudiosos del tema, era natural que todos comentaran ante las autoridades del gobierno sus propuestas de reforma pensional para Colombia. Cada una de las propuestas tenía sus propios méritos, pero ninguna mencionaba allí, de manera explícita, cuál sería la suerte de quienes ya estábamos dentro del sistema, como pensionados o próximos candidatos a serlo. Yo, como simple pensionado, veo el peligro que se cierne sobre muchos de nosotros, quienes cumplimos nuestra parte de aportar lo que se nos pidió y que, por lo tanto, esperamos recibir lo que nos ofrecieron, porque, como dice el cuento: ‘no es lo mismo estar entrando que estar saliendo’.
Los regaños que recibí, algunos sutiles y otros no tanto, van desde los consejos que me dicen que debo estudiar más el tema antes de atreverme a escribir sobre él, y otro más sarcástico que me contaba cómo él, en su calidad de economista, en algún momento pensó escribir un comentario acerca de un concierto de música culta al cual asistió, pero no lo hizo porque no le alcanzaba la cultura y porque había otros más autorizados que él para hacerlo. Y si esos otros más capaces no publican sus escritos en los medios de comunicación masiva, los temas se quedan encerrados en la academia y en los círculos cultos, y nosotros, los mortales pensionados, no nos enteramos de lo que sucede ni en las pensiones ni en la música culta.
Con verdadera humildad les pido a los estudiosos de estos temas que, así como los políticos y otros agentes de los intereses particulares hablan del tema de pensiones públicamente, lo hagan también ustedes los eruditos, por los mismos medios. Con eso, tal vez podríamos ver si el país avanza en el tema de las pensiones, dialogando de frente y no agazapados detrás de las trincheras de la academia y de los tanques de pensamiento (think tanks), permitiendo que las primeras víctimas de ese fuego cruzado sean los inocentes e ignorantes pensionados.
A los lectores les pido disculpas por las imprecisiones que pude haber cometido en mis últimas dos columnas, pero desde que me conozco he preferido equivocarme que quedarme callado y he encontrado que hay temas que deben ser tratados sobre la mesa y no por debajo de ella.