Decía yo recientemente en mi artículo ‘La percepción de desconfianza en la bolsa’ que esta situación no podría comenzar a revertirse hasta cuando el público inversionista no vea claros y contundentes cargos y sanciones a quienes, con sus tramposos e ilegales manejos, los defraudaron afectando negativamente sus patrimonios, o los hicieron desaparecer del todo.
Y por fin se comienza a ver alguna esperanza de que quienes generaron el descalabro de InterBolsa ya comienzan a recibir, al menos, una parte de las sanciones que se merecen.
El martes 10 de junio pasado, la Superintendencia de Sociedades sancionó con inhabilidad de 10 años para ejercer el comercio a Rodrigo Jaramillo, Tomás Jaramillo, Víctor Maldonado y Juan Carlos Ortiz por este descalabro.
La sanción también se extendió a Jorge Arabia Watemberg, con cuatro años de inhabilidad; a Ruth Estella Upegui Mejía, con dos años y a Alessandro Corridori, exrepresentante legal de Invertácticas, con 10 años.
La Superintendencia estableció que los sancionados utilizaron a InterBolsa con el propósito de defraudar a sus acreedores, causando una crisis de liquidez en el grupo. Si están todos los que son o si son todos los que están, está por verse.
Naturalmente, si bien esta es una dura sanción para quienes defraudaron a los acreedores, puede resultar ser más aparente que real.
No me sorprendería saber que todas estas personas habían previsto que esta sanción podría recaer sobre ellos y que habrían tomado las medidas pertinentes para minimizar el impacto de la misma a través de terceras personas, que les facilitarían hacer todo aquello que ahora no les es permitido, pudiendo quedar tan sólo como una sanción social.
Es por esto que se hace necesario que la justicia determine las responsabilidades penales que puedan tener estas, y otras, personas puesto que dudo que esas ‘terceras personas’ quieran reemplazar a los condenados en la cárcel.
Es bueno pensar que esto pueda ser el inicio de la recuperación de la confianza de los inversionistas porque creo que ellos deben tener en su portafolio de inversiones las opciones que el mecanismo bursátil les ofrece.
Es un elemento importante en la reconstrucción de la confianza el saber que “el que la hace la paga” y que se vea claramente dónde terminan quienes defraudan al público.
Quiero hacer énfasis en este aspecto porque ha sucedido, en medios menos visibles que la bolsa, que los fraudes no salen a luz pública y por lo tanto las sanciones judiciales nunca llegan.
Son conocidos los casos en los cuales, si bien se han detectado los fraudes en entidades del sector financiero y que repercuten en el público ahorrador, que estos no se han delatado para evitar el bochorno y el riesgo reputacional que le puede causar a esas entidades.
Algunos de estos casos se han resuelto por las entidades afectadas ya sea recurriendo a las pólizas de seguros o, sencillamente, tapando los huecos con su propio dinero evitando así la vergüenza pública y permitiendo que los criminales de cuello blanco queden libres y muertos de la risa.
Paul Weiss Salas
Experto en inversiones bursátiles