La innovación en la economía es un componente fundamental para el desarrollo y crecimiento de un país. Algunas teorías de crecimiento asocian los cambios tecnológicos con la innovación y estos con los niveles de productividad como factor determinante para aumentar y mejorar la producción. Uno de los autores más relevantes sobre este tema, Schumpeter, habla de innovación como factor principal del desarrollo y define al empresario innovador como generador de los procesos de innovación. Así, esta no solo depende de la estructura económica, sino también de factores sociales y del capital físico y humano que permiten un ambiente adecuado para que se realice.
La Constitución de 1991 generó cambios estructurales en nuestro país que trajeron mayor apertura comercial, más acceso a las tecnologías y, como consecuencia, el mejoramiento de la productividad. Según Kalmanovitz (2010), la productividad está asociada con los cambios técnicos, que permiten que iguales cantidades de factores –mano de obra, capital y tierra– aumenten el producto. De esta manera, Colombia se integró a un nuevo sistema global de producción, del cual las tecnologías de la información y la innovación son un componente fundamental, pues proporcionan un mejor acceso a los mercados internacionales para la importación de tecnologías y para la exportación de sus productos. “En este sentido, la globalización fue fundamental para que Colombia pudiera adquirir y domesticar tecnologías desarrolladas en los países industrializados a cambio de sus exportaciones” (Kalmanovitz, 2010).
En los últimos años, en Medellín, se ha tratado de desarrollar un modelo de ciudad líder en innovación, no solo para Colombia, sino para el mundo, , con programas sociales y urbanos que tienen efecto directo sobre la calidad de vida, el desarrollo sociocultural de la urbe y la economía. Para lograrlo se han llevado a cabo programas que incentivan el emprendimiento y la innovación. La Agencia de Cooperación e Inversión de Medellín y el Área Metropolitana (ACI) describe el esquema implementado en la política pública de innovación de Medellín en tres pilares fundamentales: Ruta N (única corporación de innovación del país); el Plan de Ciencia, Tecnología e Innovación y el Distrito Medellinnovation. El objetivo de la Administración Municipal es consolidar Ruta N como principal centro e impulsor de innovación en la ciudad, lo cual, según la propia entidad, permitirá acercar a sus actores estratégicos y canalizar negocios de alto valor agregado, base tecnológica fuerte y alto potencial de crecimiento y diferenciación. Esto ha llevado a que la metrópoli logre distinciones internacionales como el Premio Iberoamericano de Ciudades Digitales, Ciudad Grande 2011, por la Asociación Iberoamericana de Centros de Investigación y Empresas de Telecomunicaciones (Ahciet), el reconocimiento entre las 15 mejores ciudades para proveer servicios de BPO & ITO en Latinoamérica 2012 (Tholons) y el premio City of the Year 2013: Ciudad más innovadora del mundo (Wall Street Journal y City Group).
En el plan de desarrollo de la urbe para el periodo 2012-2015 se definen la educación, el conocimiento y la innovación como base para alcanzar metas que le permitan a la tener trabajo digno y altos niveles de productividad y competitividad, esto sitúa la innovación como un instrumento importante para el desarrollo social y económico, priorizado por instrumentos de políticas públicas.
Los gobiernos han comprendido cómo desde su rol de hacedores de política pública pueden generar incentivos para que las empresas y los diferentes sectores económicos innoven en los procesos productivos con el fin de lograr un mejoramiento en su rendimiento y obtener un desarrollo óptimo para la economía. Si analizamos el tamaño de las empresas, tomando como referencia el total de activos (Ley 905 de 2004), observamos que en la estructura empresarial de Medellín, según datos de la Cámara de Comercio de Medellín, las microempresas tienen la mayor participación (88 por ciento), las pequeñas y medianas empresas tienen una participación del 10 por ciento en conjunto, y las grandes representan solo el 2 por ciento, entre el 2006 y el 2012.
Así mismo, se puede observar que la participación por sectores del total de las empresas de Medellín para el 2012, como se presenta en el gráfico, predominan las actividades que no requieren en la mayoría de los casos un gran componente de actividades de I+D+i.
Es por esto que las políticas públicas deben orientarse aún más hacia las necesidades de las pymes, promoviendo la calificación de la mano de obra y la disponibilidad de recursos que permitan fortalecer el lado de la oferta, el cual tal como plantean algunos teóricos es tan importante como la promoción de la demanda de innovación representada en productos y servicios innovadores, lo que nos genera el reto de no solo producir innovación, sino demandarla.
Mery Tamayo
Docente
Escuela de Economía y Finanzas, Universidad Eafit
En colaboración con Estefanía Gómez, estudiante de la Escuela de Economía