El Gobierno anunció un aplazamiento de gasto público por 6 billones de pesos este año, lo cual reduce las presiones fiscales en el 2015 y evitará un recorte de gasto más brusco en 2016.
Sin embargo, el crecimiento económico del 2015 se verá afectado más allá de lo que estimábamos previamente, pero se reducen los riesgos a la baja en el del 2016.
En consecuencia, revisamos nuestro pronóstico de crecimiento del PIB para 2015 de 4% a 3,6%.
En columnas anteriores hemos explicado que los efectos de los bajos precios del petróleo sobre las cuentas fiscales y el crecimiento económico no serían tan intensos en el 2015 sino en el 2016.
Este era el caso porque dos terceras partes de los ingresos petroleros del Gobierno en el 2015 dependen de los resultados financieros de las empresas del sector en el 2014, los cuales fueron relativamente altos hasta por lo menos el tercer trimestre, y porque la Regla Fiscal daba flexibilidad para que la menor renta petrolera se sustituyera con más deuda y no con más impuestos o recortes de gastos este año.
Dadas estas circunstancias relativamente favorables, anticipábamos que la renta petrolera del Gobierno solo iba a caer 4 billones de pesos este año, que en su totalidad se reflejarían en un mayor déficit fiscal.
No obstante, el costo de este impacto moderado en el 2015 iba a ser el de una mayor desaceleración económica en el 2016, pues los ingresos fiscales se afectarán aún más que los de este año dado que los resultados financieros de las empresas petroleras en el 2015, que determinarán la mayor parte de la renta petrolera del próximo año, seguramente serán muy inferiores a los del 2014.
Además, es previsible que la Regla Fiscal otorgue menos flexibilidad una vez se reduzcan las proyecciones de precios estructurales del petróleo para los próximos años.
Según nuestros cálculos, en el 2016 la renta petrolera del Gobierno Central podría caer 10-12 billones de pesos (1.2% del PIB) frente al 2014, y 6-8 billones frente al 2015, y solo una porción menor de este monto podría sustituirse con deuda.
El Gobierno se iba a ver en la necesidad de hacer un fuerte recorte de gasto y un aumento de impuestos que afectarían tanto el gasto público como el privado el próximo año. Por esa razón, estimábamos que la desaceleración económica se iba a profundizar en el 2016.
Sin embargo, el Gobierno anunció un recorte del gasto público por 6 billones de pesos este año (0,7% del PIB), frente al presupuesto que aprobó el Congreso a finales del 2014.
De esta forma, el Presupuesto General de la Nación, excluyendo el servicio de la deuda, ya no crecerá 5,1% en el 2015 frente al del 2014, sino 1,3%. En consecuencia, estamos revisando nuestro pronóstico de crecimiento del PIB en el 2015 de 4% a 3,6%.
Este recorte implica que el que preveíamos para el 2016 ya no será tan brusco, y por eso ahora somos algo menos pesimistas con respecto al crecimiento económico del próximo año, aunque anticipamos que seguirá siendo bajo y similar al del 2015.
En vista de nuestro nuevo pronóstico de PIB, ahora estimamos que el Banco de la República reducirá su tasa de interés de referencia en medio punto durante el 2015 para cerrar el año en 4%, aunque no anticipamos cambios en el primer semestre porque creemos que la inflación se mantendrá muy por encima de la meta de 3% en la primera mitad del año y que incluso se acercará a 4%, debido a la devaluación y a algunas presiones de costos laborales y no laborales.
Creemos que la dinámica alcista de la inflación en el primer semestre primará sobre la desaceleración de la economía a la hora de tomar decisiones de política monetaria, especialmente considerando la alta incertidumbre que hay sobre la velocidad y la magnitud de dicha desaceleración.
Sin embargo, en el segundo semestre anticipamos una notable disminución de la inflación a niveles de 3,2% al cierre de año, como resultado del debilitamiento de la demanda interna y de unos menores precios de los combustibles.
Una vez sea evidente que la inflación haya entrado en una senda descendente, creemos que el Emisor dará más peso al desempeño de la actividad económica e iniciará una reducción moderada de su tasa de referencia.
No prevemos recortes más agresivos en la tasa de referencia porque creemos que el crecimiento potencial del PIB para los próximos años podría haber descendido ante la expectativa generalizada de que una parte significativa de la caída de los precios del petróleo es permanente.
Ante una menor crecimiento potencial del PIB, la brecha del producto (diferencia entre crecimiento potencial y observado) pasaría a ser sólo un poco negativa este año y no habría espacio para una alta dosis de estímulo monetario.
En efecto, algunos miembros de la Junta del Emisor han mencionado la posibilidad de que el crecimiento potencial del PIB haya caído. Además, las últimas minutas de política monetaria tratan este asunto implícitamente cuando dicen que "la brecha del producto podría tornarse levemente negativa" en el 2015.
Referirse a una brecha "LEVEMENTE negativa" luego de un fuerte recorte del pronóstico del PIB para este año (el Emisor lo bajó de 4,2% a 3,6%) y partiendo de una economía que al cierre del 2014 crecía cerca de su potencial, sugiere que la estimación de crecimiento potencial también debió haber bajado con respecto a la de años anteriores.
Andrés Pardo Amézquita
Director Ejecutivo de Investigaciones Económicas de Corficolombiana