Todo hace parte de un rumor, pero en más de una ocasión el sonido del río en los mercados ha venido acompañado de piedras. Por ese motivo, la bolsa española experimentó un fuerte salto ayer, cuando se empezó a hablar de una inminente petición de ayuda por parte de Madrid, a la Unión Europea.
Para ser estrictos, la solicitud en este caso sería diferente a la que en su momento hicieron Grecia, Portugal o España. El Gobierno ibérico ha dejado en claro que lo que necesita es una especie de línea de crédito, que puede decidir usar o no, dependiendo de sus necesidades.
De tal manera, la administración de Mariano Rajoy sostiene que el propósito es, ante todo, tranquilizar a los mercados, pero que las cuentas gubernamentales muestran que un salvavidas no será necesario. Según esa postura, la mezcla de recortes y nuevos impuestos acabará dando resultado.
Adicionalmente, buena parte de las necesidades de financiación para este año quedaron cubiertas. Ayer, sin ir más lejos, el Tesoro ibérico colocó 4.800 millones de euros en papeles a 12 y 18 meses de plazo, a una tasa de interés del 2,82 por ciento.
La necesidad de diseñar una figura como la mencionada es clara. Rajoy está perdiendo espacio político a pasos agigantados por la austeridad adoptada. Y aparte de los sacrificios hechos, al público le caería muy mal que acepte imposiciones venidas de Bruselas.
En consecuencia, un mecanismo que operaría como un seguro le permitiría salvar la cara ante la ciudadanía, mientras se dedica a otros temas más urgentes, que también requieren su atención. Dentro de estos se encuentran las tentaciones separatistas de Cataluña, el desempleo cercano al 25 por ciento o la posibilidad de que el Partido Popular pierda varias elecciones regionales.