Ayer el Dane completó la fotografía que muestra el comportamiento del sector externo de la economía colombiana, tras dar a conocer los datos relativos a las importaciones durante el 2013. Según la entidad, las compras del país registraron un alza del 0,5 por ciento, con lo cual el acumulado del año pasado ascendió a 59.397 millones de dólares, un nuevo máximo histórico.
Dicha alza tuvo como principal responsable al capítulo de combustibles, cuyas adquisiciones subieron en 11 por ciento. Tanto la mayor demanda de lubricantes, como las exigencias en torno a la gasolina diésel llevaron a que fuera necesario traer ambos bienes de otras latitudes, por lo menos hasta que entre en operación la remozada refinería de Ecopetrol, en Cartagena.
En cambio, una de las fuentes de mayor polémica, como es el ramo de bienes agropecuarios, alimentos y bebidas, disminuyó el monto pagado en casi 3 por ciento. Lo sucedido tiene que ver con la baja en las cotizaciones internacionales de los productos básicos y con un ítem en particular: el café, cuyo consumo interno otra vez volvió a apoyarse en la cosecha local. En cualquier caso, no hay fundamento para decir que las compras de comida se dispararon.
En lo que concierne a las manufacturas también hubo una relativa estabilidad, pues las importaciones cayeron en 0,3 por ciento. El área de equipo de transporte tuvo una caída del 0,1 por ciento, atribuible a ciertos segmentos de vehículos como los camiones, mientras en lo que atañe a los químicos, subieron los giros cerca de 4 por ciento.
Pero lo más notorio es la disminución en el saldo a favor de la balanza comercial que cayó casi a la mitad, al quedar en 2.200 millones de dólares. Si no hay un repunte en las exportaciones, la cifra en negro podría cambiar de color.
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