La percepción de que la economía de Estados Unidos va por un camino mejor del que se esperaba hace apenas unos meses, ahora es una realidad. Así se desprende del reporte entregado ayer por el Gobierno norteamericano, según el cual la tasa a la cual creció el Producto Interno Bruto llegó al 3,5 por ciento entre julio y septiembre, medio punto por encima de las apuestas de los expertos.
Es cierto que esa cifra no parece ser muy impresionante, pues se encuentra a una buena distancia de la de China o la de Colombia. Sin embargo, cuando se trata de la primera potencia económica del planeta, con una población cuyo ingreso medio está entre el de los más altos en el mundo, los parámetros no son los mismos que en el caso de las naciones emergentes.
En pocas palabras, el mensaje es que el Coloso del Norte camina otra vez con paso firme. Atrás quedaron las angustias de la crisis financiera internacional de hace seis años, lo cual se expresa en la recuperación de sectores como el de la finca raíz, la mejora de la actividad industrial y la disminución en los índices de desempleo a menos del 6 por ciento.
En la presente oportunidad, el factor que más influyó fue el gasto militar, que es un componente volátil en este tipo de cuentas. No obstante, los otros elementos importantes del PIB también se comportaron bien, con lo cual el parte que se entregó bien puede calificarse como muy saludable.
Ahora las miradas se concentran en la parte final del 2014. La baja en los precios de la gasolina, el alza en las expectativas de los consumidores y la confianza del sector real, dan pie para creer que el ritmo observado va a seguir. Debido a ello, Wall Street reaccionó positivamente, pues sin desconocer que Europa sigue en dificultades, los norteamericanos tienen razones para celebrar.
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